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Prot. No. 258/2024
30 de Mayo de 2024

Decreto

A toda la Iglesia que peregrina en Monterrey, ¡la paz esté con ustedes!

“El sacerdocio es el amor de Jesús”

Santo Cura de Ars

Como padre y pastor de esta Iglesia, quiero invitar a todos nuestros sacerdotes a repetir y meditar constantemente esta frase, como lo hacía el Santo Cura de Ars, en la presencia del Sagrado Corazón de Jesús, cuyo amor debemos hacer llegar a toda la humanidad, y a ponerse bajo la formación y educación amorosa del Inmaculado Corazón de María, que acompañó a Jesús toda su vida, incluso en el sacrificio de la cruz.

De igual forma, deseo que todos los fieles cristianos se unan a mí orando por nuestros sacerdotes, tanto obispos como presbíteros, a fin de que seamos pastores según el Corazón de Jesús, y por el aumento de las vocaciones sacerdotales, que tanta falta hacen a nuestra Iglesia.

En este orden de ideas, habiendo consultado a mi Consejo Episcopal y a mi Consejo Presbiteral, he decidido, a tenor del c. 1230, motivar a los sacerdotes de nuestra Iglesia particular a amar a la humanidad con la misma intensidad que lo realiza el Sagrado Corazón de Jesús y a la comunidad de fieles a orar por la santidad de los sacerdotes y el aumento de las vocaciones sacerdotales,

elevando a la dignidad de santuario sacerdotal diocesano

la iglesia parroquial del Sagrado Corazón de Jesús,

en Monterrey, N.L., a partir del 07 de junio de 2024,

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, considerándose ejecutada esta disposición con la lectura de este decreto en la misa que yo mismo presidiré ese día.

Con la gracia de Dios, como un gran regalo e incentivo a todos los que se unan a esta intención, el Santo Padre Francisco, a través de la Penitenciaría Apostólica, ha concedido, a partir de dicho día, en perpetuo, indulgencia plenaria para todos los fieles que, con devoción, asistan a este santuario y dediquen al menos cinco minutos a la oración por el incremento de las vocaciones sacerdotales y por la santidad de quienes ya son sacerdotes . Obviamente, para poder ganar esta indulgencia, tendrán que cumplirse las condiciones del derecho unidas a esta oración: excluir todo afecto al pecado, incluso el venial, confesarse, comulgar y orar por las intenciones del Santo Padre (cf. Norma 20 sobre las Indulgencias).

Al mismo tiempo, nombro rector de este santuario al Pbro. Bernardo Martínez Garza, párroco de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, oficio que tendrá siempre anejo el oficio de rector del santuario. Igualmente, apruebo, ad experimentumpor cinco años, los estatutos que se publican anexos a este decreto.

Tengo una gran fe que este acontecimiento de gracia avivará el deseo de santidad en nuestros sacerdotes y despertará la inquietud por la vida sacerdotal en muchos jóvenes de nuestra Iglesia, que redundará en un aumento de las vocaciones sacerdotales.

Que el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, que no podemos olvidarla como madre de todos los sacerdotes, nos regalen pastores que amen y se entreguen a la humanidad como ellos lo hacen.

¡Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío!

¡Inmaculado Corazón de María, sé la salvación del alma mía!