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Prot. No. 333/2022
14 de Julio de 2022

Nombramiento

ROGELIO CABRERA LÓPEZ,

POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SEDE APOSTÓLICA,

ARZOBISPO DE MONTERREY,

AL PBRO. DIEGO ANDRÉS REYES MARTÍNEZ, NECESARIO COLABORADOR EN EL MINISTERIO EPISCOPAL: ¡LA PAZ ESTÉ CONTIGO!

Estimado padre Diego Andrés:

Recibe un fraterno saludo y mis mejores deseos para ti y los tuyos.

Primero, quiero agradecerte el servicio que has prestado a nuestra Iglesia como Administrador Parroquial de la Parroquia Santa María Magdalena en Guadalupe, N. L. Estoy seguro de que el Señor, que no se deja ganar en generosidad, sabrá recompensártelo.

Al mismo tiempo, te notifico que, después de haberlo consultado con mi Consejo Episcopal, considerando tanto las necesidades de nuestra Arquidiócesis como tus virtudes humanas y sacerdotales, quiero formalmente, en uso de mi autoridad como obispo diocesano de esta Iglesia, conferirte el oficio de

PÁRROCO DE LA PARROQUIA SANTA MARÍA MAGDALENA

en Guadalupe, N. L.,

a partir del 20 de julio de 2022,

ad nutum episcopi

Como tal, a partir de esa fecha, gozarás de los derechos y deberes estipulados tanto en el derecho universal, como en el derecho particular de nuestra Iglesia y en nuestras legítimas costumbres.

En especial te recuerdo la obligación y derecho, pues te serán de gran ayuda, de contar con un Consejo de Pastoral, cuya acción pondrá de relieve que el Pueblo de Dios, y no el solo presbítero, es el sujeto y protagonista activo de la misión evangelizadora de la parroquia (cf. Congregación para el Clero, la conversión pastoral de la comunidad parroquial, 110), y un Consejo de Asuntos Económicos, que te ayudará a crecer en la cultura de la transparencia administrativa y promoverá la ayuda a las necesidades de la Iglesia (cf. Congregación para el Clero, la conversión pastoral de la comunidad parroquial, 106). Nunca olvides, y con frecuencia recuérdaselos a todos los agentes de pastoral de tu parroquia y a todos sus colaboradores, que el “a, b, c” de la pastoral es la sonrisa, el saludo y la bendición.

También quiero resaltar la invitación que nos ha hecho el Santo Padre a ser pastores con olor de oveja: esto se realiza habitando y viviendo en medio de la comunidad parroquial, por eso como párroco tienes la obligación de residir en la casa parroquial y de no ausentarte ilegítimamente. Recuerda que esa casa es exclusivamente para el encuentro y descanso de los clérigos que sirve a esa comunidad y de aquellos clérigos que sean invitados a un encuentro fraterno o espiritual. No está permitido a ningún laico, ni siquiera seminaristas o religiosos, pernoctar en ella sin licencia mía o de tu vicario episcopal, solo podrán estar ahí excepcionalmente para desarrollar un oficio o alguna reunión pastoral o convivencia fraterna breve a hora prudente.

Junto con el Papa Francisco, te recuerdo que la Iglesia es una madre amorosa que debe velar por todas las personas, en especial por los menores y adultos vulnerables. Cumple con las directrices diocesanas en esta materia y conduce a la comunidad parroquial a respetar y promover los derechos de los menores y de los adultos vulnerables así como el respeto a toda persona, en especial a las mujeres y los niños.

Recuerda que el ejercicio de tu oficio debes realizarlo en comunión con un servidor, con mis obispos auxiliares y tus hermanos diáconos y presbíteros de esta Iglesia. Para ello no descuides tu crecimiento espiritual, humano y sacerdotal participando tanto de las jornadas anuales de ejercicios espirituales y de formación, como de las juntas de presbiterio en general, de zona y de decanato.

Que la Eucaristía, sacrificio y sacramento, sea el centro de la comunidad parroquial. Nunca olviden que la Eucaristía nos mueve a ser una Iglesia, una parroquia, una comunidad misionera, de puertas abiertas y en salida.

Que Nuestra Señora del Roble, patrona y baluarte de nuestra Iglesia, te cubra con su manto y el venerable padre Raymundo Jardón, modelo sacerdotal de nuestra Iglesia, interceda por ti, para que te entregues al servicio de todos haciendo presente, con tus gestos y acciones, a Jesús, el Buen Pastor.