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Prot. No. 313/2021
1 de Julio de 2021

Decreto

Uno de los deberes fundamentales de la Iglesia es el anuncio de la verdad (cf. c. 815) que encuentra muchas maneras de realizarse, entre ellas la educación universitaria.

Así, la Iglesia de Monterrey desde hace más de dos siglos con la fundación del Real y Tridentino Colegio Seminario de Monterrey, el 19 de diciembre de 1792 por don Andrés Ambrosio De Llanos y Valdés, Tercer Obispo del Nuevo Reino de León, ha buscado convertirse en un centro de educación y cultura en nuestra sociedad.

Fue de esta institución, que actualmente llamamos Seminario Arquidiocesano de Monterrey, que se desprendió el Colegio Civil en 1859, para separar la educación religiosa de la civil, de la educación superior en nuestra comunidad. Así, la educación superior en nuestra sociedad encuentra en la Iglesia su origen y no podemos renunciar a seguir aportando a esta labor.

Nuestras universidades se distinguen, a nivel nacional e internacional, por la gran formación científica y tecnológica que brindan, incluso corren el riesgo de perder de vista en formar a sus alumnos en el arte de las ciencias humanas con una visión humanista cristiana que siga promoviendo la visión integral del ser humano como lo comprendemos desde la antropología teológica y filosófica.

Así, considerando que se han cumplido los requisitos impuestos para la autoridad civil competente para brindar educación superior de calidad, asumiendo la responsabilidad que tiene la Iglesia de proclamar la verdad en todo lugar y momento y sin pretender ser competencia para las actuales universidades, pero sí contribuir con una formación con base humanista cristiana, con mi autoridad ordinaria como Obispo diocesano de esta Iglesia local, he decidido erigir y por las presentes letras

ERIJO LA

UNIVERSIDAD DE LA ARQUIDIÓCESIS DE MONTERREY

reconociendo y proclamando su condición de Universidad Católica (cf. art. 3 §1 ca Ex corde Ecclesiae), así como su naturaleza de persona jurídica pública.

La Universidad de la Arquidiócesis de Monterrey hereda, al ser continuadora, todos los derechos, privilegios, compromisos y obligaciones del Instituto de la Arquidiócesis de Monterrey, que desde este momento se declara extinto.

He decidido nombrar primer rector de esta al Pbro. Lic. Martín Eduardo Martínez Quiroga, quien hoy deberá hacer su profesión de fe y juramento de fidelidad ante mí (cf. c. 833, 7). Además, tratándose de una fundación, a él le corresponderá, mientras desempeñe el oficio de rector, junto con aquellos legítimamente designados según los estatutos, dirigir esta fundación.

Siendo una institución católica de educación superior que concede títulos reconocidos por el Estado, será responsabilidad del rector velar que se cumpla con todo lo dispuesto por las autoridades competentes en materia educativa del país, al tiempo que se mantiene el carácter de católico de la institución. También deberá consolidar la educación de calidad que actualmente se brinda, al tiempo que busca extender la oferta educativa para la comunidad, sin perder de vista el humanismo cristiano que debe imperar en ella.

Confío esta obra a la protección de Nuestra Señora del Roble, patrona de Nuestra Iglesia, y a los venerables padre Raymundo Jardón y sor Gloria Elizondo, miembros de nuestra sociedad regiomontana que han demostrado sus virtudes en grado heroico.