Comunicado
A toda la Iglesia que peregrina en Monterrey, ¡la paz esté con ustedes!
Bendito sea Dios, nuestra esperanza firme en Cristo Resucitado nos lleva a estar tranquilos en la lucha contra el COVID-19, que se ha visto reforzada por la vacunación de los hermanos mayores y la baja en el número de nuevos contagios. Sin embargo, no podemos bajar la guardia y debemos mantener la prudencia y medidas de cuidado.
Así, he tomado algunas determinaciones en torno a la celebración de la Semana Santa en nuestra Arquidiócesis, para que las manifestaciones de fe no sean un riesgo a la salud de la Comunidad.
Primero, considerando que durante esta época, para compartir la fe en el Triduo Pascual, muchas de nuestras parroquias y colegios realizan misiones, este año, al igual que el año anterior, no estamos en condiciones sanitarias para realizarlas: cada uno de nosotros, para evitar gran movilidad, está invitado a participar de la Semana Santa en su propia comunidad parroquial. Esto implicará que, en las comunidades que recibían misioneros, los pastores de almas deberán trabajar con más ahínco y entrega durante estas celebraciones: estén seguros que el Señor sabrá recompensárselo.
Además, por lo difícil que puede ser guardar la sana distancia en una procesión, toda procesión que implique aglomeración (v.gr. bendición de los ramos, Via matris, Via crucis) queda cancelada. Todas estas actividades deberán realizarse en los templos, o bien en su atrio o estacionamiento, cuidando el aforo permitido y las medidas sanitarias ya conocidas por todos. Incluso será conveniente que la bendición del fuego nuevo se realice en el atrio del templo solo con la compañía de una representación de la comunidad y el resto espere ya dentro del templo.
Deseando que en esta cuaresma sigamos nuestro camino de conversión, pido a Nuestra Señora del Roble nos cubra con su manto.