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No. 6/2025
Prot. No. 663/2025
7 de Octubre de 2025

Circular

A toda la Iglesia que peregrina en Monterrey, ¡la paz esté con ustedes!

El Papa Francisco, de feliz memoria, nos legó antes de ser llamado a la Casa del Padre el Mensaje para la celebración de la XCIX Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND), dicho Mensaje se ubica en el contexto del Año Jubilar 2025, y lleva como título «Misioneros de Esperanza entre los pueblos». Su deseo era recordarnos que toda la comunidad de bautizados está llamada a ser mensajera y constructora de esperanza, para que bajo la guía del Espíritu Santo podamos iniciar una nueva etapa evangelizadora en la Iglesia. A este llamado realizado al inicio del Año Jubilar 2025 se añadió el soplo del Espíritu con la llegada del Santo Padre León XIV a la Cátedra de Pedro. Un Papa con vida y experiencia misionera, que poco después de su elección, ante la Asamblea Anual de las Obras Misioneras Pontificio Episcopales (22 mayo) recordó las palabras de su Homilía de inicio de pontificado: «ser una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra […] y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad». En estos tiempos, la Misión de todos los bautizados debe poner especial énfasis en esta dimensión de la paz y la concordia, solo así podremos ser auténticos «Misioneros de Esperanza».

La colecta del DOMUND es una expresión concreta de la solidaridad de nuestra Iglesia particular con los misioneros que, en nombre de la Iglesia, llevan con su vida y su palabra el anuncio del Evangelio de la Paz que Cristo Resucitado nos comunica, a aquellos lugares donde más se necesita. En este espíritu, pido a mis hermanos sacerdotes que inviten y motiven a las comunidades que se les han confiado a sumarse con las acciones en favor de las Obras Misioneras Pontificias, el Domingo XXIX del Tiempo Ordinario (18 y 19 de octubre).

Esta colecta se destinará íntegra para esta noble, necesaria y esencial causa, debiendo hacerla llegar por los canales ordinarios al Departamento de Misiones de nuestra arquidiócesis. Las comunidades que lo crean indispensable, podrán realizar una segunda colecta para las necesidades propias. Agradezco de antemano su generosa colaboración y compromiso misionero.

Que el Señor, por intercesión de Nuestra Señora del Roble, nos inspire en esta noble tarea de anunciar el Reino de Dios a todas las naciones.