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No. 3/2025
Prot. No. 336/2025
5 de Junio de 2025

Circular

A toda la Iglesia que peregrina en Monterrey, ¡la paz esté con ustedes!

Estimados hermanos:

Reciban un fraternal saludo en Cristo nuestro Señor, quien ha enviado sobre toda la Iglesia el Espíritu Santo para renovarla día a día.

Este próximo domingo 8 de junio, celebraremos con alegría y esperanza la Solemnidad de Pentecostés, día en que conmemoramos la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia naciente. Es un momento de gracia en el que el fuego del Amor divino vuelve a encender los corazones dispuestos a recibirlo con humildad y fe.

Este año conmemoramos 100 años de que los obispos de México consagraron, el 31 de mayo de 1925, nuestra amada patria al Espíritu Santo, elevando una ferviente oración para que Este guiara a nuestro pueblo por caminos de justicia, paz y santidad. Hoy, en medio de los momentos complejos y desafiantes que vive no solo México sino el mundo entero, es conveniente renovar esta consagración con la misma fe y confianza que animó a nuestros pastores hace un siglo.

Por ello, los invito con amor y profunda urgencia espiritual, a que este domingo, durante la celebración de la Santa Misa, recemos en nuestras comunidades o familias la misma oración que se elevó aquel 31 de mayo. Mi deseo es que esta súplica se eleve desde cada rincón de nuestra Arquidiócesis, como incienso agradable a Dios, pidiendo por la conversión, la paz y la protección de nuestro querido México. Especialmente exhorto a los sacerdotes a no dejar de hacer esta oración en sus comunidades en las misas de precepto del Domingo de Pentecostés.

Solo la fuerza del Espíritu Santo puede renovar la faz de la tierra y con nuestra oración y acciones concretas nos unimos a esta acción para renovar la sociedad y seguir reconstruyendo el tejido social. Unámonos pues, como Iglesia y familia que somos, para pedir con una sola voz: ¡Ven Espíritu Santo! ¡Renueva nuestros corazones, nuestras comunidades y nuestra nación entera!

Los encomiendo a la intercesión de María Santísima, esposa del Espíritu Santo, para que su maternal compañía nos fortalezca en este caminar de fe y esperanza.