Ciudad del Vaticano (www.pastoralsiglo21.org).- 25 de marzo del 2018.- En punto de las 10:00am en la plaza de San Pedro, el Santo Padre comenzó con la bendición de palmas y ramas de olivo para dar así inicio al Domingo de Ramos.
En esta ocasión el Domingo de Ramos se celebra el 25 de marzo, misma fecha en que se celebra la XXXIII Jornada Mundial de la Juventud y el 23° Aniversario de la Encíclica “Evangelium Vitae” de San Juan Pablo II.
Durante la celebración eucarística del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor el Obispo de Roma mencionó en su homilía: “Cristo murió gritando su amor por cada uno de nosotros; por jóvenes y mayores, santos y pecadores, amor a los de su tiempo y a los de nuestro tiempo. En su cruz hemos sido salvados para que nadie apague la alegría del evangelio; para que nadie, en la situación que se encuentre, quede lejos de la mirada misericordiosa del Padre”
También recordó que la liturgia de este domingo nos invita a hacernos partícipes de la alegría y la fiesta del pueblo que es capaz de alabar a su Señor; pero al mismo tiempo nos dice que esa alegría se empaña y deja un sabor amargo y doloroso al terminar de escuchar el relato de la Pasión. “Pareciera que en esta celebración – señala el Pontífice – se entrecruzan historias de alegría y sufrimiento, de errores y aciertos que forman parte de nuestro vivir cotidiano como discípulos, ya que logra desnudar los sentimientos contradictorios que también hoy, hombres y mujeres de este tiempo, solemos tener”.
Sentimientos, testifica el Papa, que son capaces de amar mucho y también de odiar mucho; capaces de entregas valerosas y también de saber «lavarnos las manos» en el momento oportuno; capaces de fidelidades pero también de grandes abandonos y traiciones.
Antes de concluir su homilía, el Papa Francisco dirigió su atención a los jóvenes, a quienes invitó a no quedarse callados, sino a manifestar la alegría de haber encontrado a Jesús. “Hacer callar a los jóvenes es una tentación que siempre ha existido… Hay muchas formas de silenciar y de volver invisibles a los jóvenes. Muchas formas de anestesiarlos y adormecerlos para que no hagan «ruido», para que no se pregunten y cuestionen. Hay muchas formas de tranquilizarlos para que no se involucren y sus sueños pierdan vuelo y se vuelvan ensoñaciones rastreras, pequeñas, tristes”.
“Queridos jóvenes, está en ustedes la decisión de gritar, está en ustedes decidirse por el Hosanna del domingo para no caer en el «crucifícalo» del viernes. “Está en ustedes no quedarse callados. Si los demás callan, si nosotros los mayores y los dirigentes callamos, si el mundo calla y pierde alegría, les pregunto: ¿Ustedes gritarán?
Con información de: Vatican News / AVC