Siria (www.pastoralsiglo21.org) 19 de marzo del 2018.- Para asistir a los oficios religiosos en este país se necesita valor.
El pasado viernes de Cuaresma, solo se presentaron 12 personas a rezar el Vía Crucis, en lugar de los acostumbrados 600 fieles, debido a que continúa el desgarrador enfrentamiento en Ghouta.
“Estos 12 cristianos valientes desafiaron morteros, bombardeos y el posible peligro de muerte para poder seguir las 14 estaciones de la vía que lleva al Calvario, y se detuvieron especialmente en la quinta y en la octava estación”, describió el arzobispo maronita de Damasco, Samir Nassar, de acuerdo a información publicada por Vatican Insider.
La vida de los civiles, tanto en Ghouta como en Damasco, está en grave peligro. En esta situación, la experiencia espiritual del Vía Crucis, momento de oración particularmente profundo durante la Cuaresma, contó con la participación de un pequeño racimo de bautizados: solamente 12, número simbólico que sorprendió e inspiró al arzobispo Nassar.
“En la quinta estación, este pequeño grupo de fieles, en la oración, preguntó por qué Simón de Cirene parecía estar ausente hoy en sus vidas. Necesitan que alguien les muestre cercanía y solidaridad, que les ofrezcan una mano y alguna palabra de consuelo para curar el dolor y las heridas vivas”, dijo.
Una esperanza que hoy se nutre con la oración constante de los fieles en Siria, es la de las monjas trapistas que viven en Azeir, pequeña localida en ese país. Allí se encuentra el monasterio de una pequeña comunidad de monjas italianas, que quisieron expresamente seguir “la experiencia de los hermanos de Tibhirine”, los monjes que se encontraban en Argelia, asesinados por terroristas, cuya canonización se acerca.
En una carta enviada a la agencia vaticana Fides, las religiosas explicaron que rezan cada día “por mujeres, niños, civiles, heridos o muertos, y también por los yihadistas, porque cada hombre que elige el mal es un hijo perdido, es un misterio oculto en el corazón de Dios”. RD