Ciudad del Vaticano (www.pastoralsiglo21.org).- 30 de marzo del 2018.- En la celebración de este Viernes Santo el Sumo Pontífice presidió la Pasión del Señor en Roma.
La Basílica de San Pedro completamente despojada de ornamentos y con una luz tenue fue donde se celebró la Pasión del Señor. El Santo Padre con su ornamento rojo en recuerdo de la sangre de Cristo derramada en la Cruz, al igual que los demás celebrantes, se postraron en el suelo, delante del altar, para orar durante unos minutos.
Tres minutos de silencio fueron designados para realizar la oración donde acompañado de todos los fieles arrodillados presentes en San Pedro, el Pontífice se puso de nuevo en pie para comenzar con la proclamación de la liturgia de la Palabra.
En esta ocasión el encargado de compartir la homilía fue el Pbro. Rainiero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, al igual que en ocasiones anteriores. En esta ocasión reflexionó sobre el testimonio de los que presenciaron la crucifixión.
El Pbro. Raniero Cantalamessa, introdujo su homilía en esta celebración presidida por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro; explicando que nadie podrá nunca convencernos de que esta solemne declaración no corresponda a la verdad histórica, es decir; “que quien dice que estaba allí y vio, en realidad no estaba allí y no vio”; ya que en tal caso se pondría en juego la honestidad del autor, que además nos dice: “a los pies de la cruz, estaba la Madre de Jesús y, junto a ella, «el discípulo que Jesús amaba».
“Tenemos por tanto la presencia de un testigo ocular”, afirmó el fraile capuchino, haciendo referencia a Juan, el joven seguidor del Maestro; que en aquel momento «vio no sólo lo que ocurría bajo la mirada de todos, sino que, a la luz del Espíritu Santo, después de la Pascua; vio también el sentido de lo que había sucedido: que en ese momento era inmolado el verdadero Cordero de Dios y se realizaba el sentido de la Pascua antigua; que Cristo en la cruz era el nuevo templo de Dios».
Con información de: Vatican News / AVC