Ciudad del Vaticano (www.pastoralsiglo21.org).- 3 de abril del 2018.- En esta ocasión en la celebración del Domingo de Pascua el Papa Francisco previo a la bendición Urbi et Orbi dirigió un mensaje Pascual a todos los fieles católicos del mundo.
Iniciando con las siguientes palabras: “Jesús ha resucitado de entre los muertos. Este anuncio resuena en la Iglesia en todo el mundo junto al canto del Aleluya.
Creemos y sabemos que la resurrección de Cristo es la verdadera esperanza del mundo, esa que no decepciona porque es la fuerza del grano de trigo, esa del amor que se abaja y se entrega hasta el final, y que verdaderamente renueva el mundo.”
Durante su mensaje habló también de pedir frutos de paz para el mundo entero “pedimos frutos de paz para el mundo entero”, comenzando por “la amada y martirizada Siria, cuya población está extenuada por una guerra que no ve el fin. Que en esta Pascua la luz de Cristo Resucitado ilumine las conciencias de todos los responsables políticos y militares, para que se ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo, se respete el derecho humanitario y se proceda a facilitar el acceso a las ayudas que estos hermanos y hermanas nuestros necesitan urgentemente, asegurando al mismo tiempo las condiciones adecuadas para el regreso de los desplazados”.
Así como pedir frutos de reconciliación, de esperanza, de dialogo y consolación para los pueblos afligidos, también pedir frutos de vida nueva para los niños.
Para finalizar su mensaje el Santo Padre se dirigió a todos preguntando: “¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?”. “No está aquí”. “Ha resucitado”.
Feliz Pascua a todos!
Sí porque “muerte, la soledad y el miedo – explicó el Pontífice – ya no son la última palabra”. Hay una palabra que va más allá y que sólo Dios puede pronunciar: “Es la palabra de la Resurrección”. Ella, con la fuerza del amor de Dios, “ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos”. Y concluyó con su deseo de: “¡Feliz Pascua a todos!”.
Y concluyó otorgando la bendición Urbi et Orbi.
La bendición Urbi et Orbi, es única y exclusivamente otorgada por el Sumo pontífice, y esta es dada solo en dos ocasiones al año: el Domingo de Pascua y el día de Navidad.
Urbi et Orbi, son palabras de latín que significan “a la ciudad [Roma] y al mundo”, es la bendición más solemne que imparte el Santo Padre y se hace desde el balcón central de la Basílica de San Pedro (por eso a este balcón se le llama “el balcón de las bendiciones”), en ese lugar el Papa salé con sus ornamentos solemnes (mitra, báculo, estola y capa pluvial) y va precedido de cruz procesional y acompañado de cardenales-diáconos y ceremonieros. También es impartida por el Papa el día de su elección; es decir, al final del cónclave, en el momento en que se presenta ante Roma y el mundo como nuevo sucesor de San Pedro.
Con información de: Catholic.net / Vatican News – A