Ciudad del Vaticano (www.pastoralsiglo21.org) 20 de Julio del 2017.- Durante la oración del Ángelus este domingo, el Papa Francisco habló sobre Jesús y la parábola del sembrador.
Dijo que el lenguaje que usaba Jesús no era una teología complicada, lo cual puede verse en la parábola del sembrador, y notamos que Él se presenta como uno que no se impone, sino que se propone, “no nos atrae conquistándonos, sino donándose. Arroja la semoilla. {El propaga con paciencia y generosidad su Palabra, que no es una jaula o una trampa, sino una semilla que puede dar frutos si la recibimos”.
Jesús realiza una radiografía espiritual de nuestro corazón, agregó, que es el terreno sobre el que cae la semilla de la Palabra.
“Nuestro corazón, como un terreno, puede ser bueno, y así la Palabra da fruto, y mucho; pero también puede ser duro, impermeable. Esto sucede cuando oímos la Palabra, pero ella nos rebota encima, al igual que sobre una carretera: no entra”.
Jesús nos invita hoy a mirar dentro nuestro: a agradecer por nuestro terreno bueno y a trabajar en los terrenos todavía no buenos, expresó.
“Preguntémonos si nuestro corazón está abierto para acoger con fe la semilla de la Palabra de Dios. Preguntémonos si nuestras rocas de la pereza son todavía muchas y grandes; identifiquemos y llamemos por nombre los espinos de los vicios. Encontremos el valor de hacer un buen saneamiento del terreno, un buen saneamiento de nuestro corazón, llevándole al Señor en la Confesión y en la oración nuestras rocas y espinos. Haciéndolo así, Jesús, el Buen Sembrador, será feliz de realizar un trabajo adicional: purificar nuestro corazón, quitando las rocas y los espinos que ahogan su Palabra”.
Equipo Editorial de Pastoral Siglo XXI