La Arquidiócesis de Monterrey, encabezada por el Arzobispo Rogelio Cabrera López, ha extendido una invitación a todos los fieles para participar en su Peregrinación Anual a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en la Ciudad de México, y al Santuario de Cristo Rey del Cubilete, en Silao, Guanajuato.
Este tradicional encuentro de fe se llevará a cabo, con el favor de Dios, el próximo 12 de agosto, con el objetivo de fortalecer los lazos espirituales entre los fieles de la arquidiócesis y rendir homenaje a la Virgen de Guadalupe, patrona de México. Como preparación, el día anterior, 11 de agosto, los peregrinos visitarán el Santuario de Cristo Rey en el Cerro del Cubilete, donde se celebrará la Sagrada Eucaristía a las 11:00 a.m.
La peregrinación principal partirá el martes 12 desde la Glorieta de Peralvillo, en la Ciudad de México, a las 8:00 a.m., rumbo a la Basílica de Guadalupe, donde se celebrará una misa solemne a las 10:00 a.m.
El Arzobispo exhortó a los fieles a vivir esta experiencia como un momento de gratitud y fraternidad, presentando ante la Virgen “lo que hay en nuestros corazones”, y pidiendo por la paz y el amor en medio de un mundo herido por la violencia.
La Comisión Diocesana que coordina la peregrinación está integrada por los siguientes sacerdotes:
* Pbro. Joel Ávila Negrete, Coordinador
* Pbro. Luis René Lozano del Río, Secretario
* Pbro. Martín Gutiérrez Hernández, Responsable de Liturgia
* Pbro. Alexis de Jesús Hernández Fuentes, Catequesis y Relaciones Públicas
* Mons. Armando Padrón Corral, Finanzas
* Pbro. José Eduardo Mayorga Méndez, Orden y logística
Los interesados podrán inscribirse a través de su parroquia local o directamente en la Parroquia Señor San José en Guadalupe, N.L. Para mayores informes, está disponible el teléfono 81 8341 0928.
Asimismo, se ha puesto a disposición material impreso para la promoción de esta peregrinación en las oficinas de la Parroquia De La Divina Providencia, en Monterrey.
Finalmente, el Arzobispo Cabrera concluyó su mensaje invitando a los fieles a encomendar sus intenciones a la Virgen de Guadalupe para ser “semillas de esperanza y de vida” en un mundo que necesita del amor cristiano.