El Santo Padre confirió distinciones honoríficas para cuatro sacerdotes de la Arquidiócesis de Monterrey, la cual lleva por nombre 𝐂𝐚𝐩𝐞𝐥𝐥𝐚́𝐧 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐢𝐝𝐚𝐝, es una distinción a través de la cual algunos presbíteros reciben el título de 𝐌𝐨𝐧𝐬𝐞𝐧̃𝐨𝐫, en razón de la entrega fiel y generosa al servicio de Dios y de la Iglesia, estos pueden ser identificados de otros sacerdotes por el uso de la sotana negra con ojales, botones, bordes y forro de color morado, así como una banda morada.
Esta mañana en la Eucaristía de 8:30 de la mañana, en la Catedral de Monterrey, el Arzobispo de Monterrey, Monseñor Rogelio Cabrera López entregó entregó estas distinciones a los sacerdotes:
𝐁𝐞𝐫𝐧𝐚𝐫𝐝𝐨 𝐒𝐚́𝐞𝐧𝐳 𝐇𝐞𝐫𝐧𝐚́𝐧𝐝𝐞𝐳
Ordenado sacerdote el 1 de mayo de 1971, ha desarrollado diversos oficios en nuestra Arquidiócesis y se ha distinguido como un pastor de almas, animando especialmente la pastoral juvenil y de la infancia.
𝐑𝐨𝐛𝐞𝐫𝐭𝐨 𝐌𝐞́𝐧𝐝𝐞𝐳 𝐎𝐫𝐭𝐢𝐳
Ordenado sacerdote el 1 de julio de 1962, ha desarrollado de manera admirable diversos oficios en nuestra Arquidiócesis y se ha distinguido por su labor de distinción de las mujeres en nuestra iglesia y la sociedad, incluso ocupando por muchos años el oficio de asesor de la unión católica femenina mexicana, además ha sabido ser un pastor de almas intachable y un apóstol de la confesión.
𝐑𝐨𝐝𝐨𝐥𝐟𝐨 𝐕𝐢𝐥𝐥𝐚𝐫𝐫𝐞𝐚𝐥 𝐌𝐚𝐫𝐭𝐢́𝐧𝐞𝐳
Ordenado sacerdote el 26 de octubre de 1972, el padre Rodolfo ha desarrollado de manera admirable diversos oficios en nuestra Arquidiócesis y se ha distinguido por su labor pastoral promoviendo la espiritualidad a la Virgen María, además ha sabido ser un gran benefactor de nuestra Iglesia, emprendiendo diversas obras sociales al servicio de niños y ancianos, así como obras a favor del clero.
𝐀𝐫𝐦𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐏𝐚𝐝𝐫𝐨́𝐧 𝐂𝐨𝐫𝐫𝐚𝐥
Ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1979, ha desarrollado de manera admirable diversos oficios en nuestra Arquidiócesis, se ha distinguido como pastor de almas, pues ha estado al frente de parroquias de gran extensión territorial, construcción y organización pastoral, siendo admirado y respetado por el presbiterio.
Agradecidos a Dios y con el Santo Padre Francisco, por estas distinciones hacia estos queridos sacerdotes de nuestra Arquidiócesis.
Por Juan Pablo Vázquez Riodrguez