Fiesta patronal de nuestra señora de Guadalupe
11 de diciembre de 2018
Agradezco la presencia de todos ustedes hermanas y hermanos de nuestra iglesia de Monterrey que se reúnen para dar homenaje a la Reina del cielo, de manera personal quiero saludar a la esposa del señor gobernador, al secretario Manuel González y su esposa y el cónsul de Alemania.
Agradecemos las oraciones de todos, también saludamos a los que en las redes sociales, comparten esta dicha guadalupana.
Quiero compartir una breve reflexión hablando de la maternidad de María, ella es madre del amor, del conocimiento y de la santa esperanza, títulos que la Palabra de Dios nos sugiere.
Porqué, donde aprendemos lo mejor de nuestra vida, en nuestra casa, la casa de nuestra madre.
Es la mejor escuela de las virtudes humanas y espirituales, mujer que nos enseña a amar, amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestros prójimos como a nosotros mismos.
La virgen María es la madre del amor, a través de su amor al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, nos enseña el amor a los más cercanos y amigos.
Ella recibirá de parte de su prima Isabel una alabanza hermosa, “bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”.
Con Dios y con los demás hay que procurar de no ofender, tener el temor de no dañar a nadie, pero también ese sano temor de quién ama.
Todo esto lo aprendemos de María, tener el esmero de no dañar a nadie ni con las Palabra, ni con los pensamientos, mucho menos con más acciones.
También es madre del conocimiento si una cosa hemos aprendido en casa es a no mentir, apreciar la verdad.
Que importante es ver en María a la madre del conocimiento y de la verdad.
También es madre de esperanza, donde aprendemos a gustar de la vida, con nuestra madre, por eso la virgen María es madre de esperanza.
Todos los que estamos aquí, es porque tenemos esperanza.
Cuando venimos aquí o cuando vemos a la virgen María o de algún otro modo, se llena nuestro corazón de sana esperanza.
La bendecimos y ella nos bendice, porque la bendición es siempre recíproca. Hoy le decimos a la virgen “bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”. Hablen bien de los demás y siempre recibirás una gracia.
Que Dios los proteja y que el amor de María nos acompañe toda nuestra vida.