50 aniversario de HEMSA / Basílica de Nuestra Señora del Roble / 10 de noviembre del 2017
Estimadas hermanas y hermanos: me uno a los sentimientos y pensamientos de ustedes. Le agradecemos al Señor estos 50 años de servicio de HEMSA. Felicito a todos los directivos y trabajadores. Hay que darle gracias a Dios porque cuando una empresa camina bien puede también derramar muchos beneficios para todos, especialmente, para ustedes que tienen trabajo en la empresa. Pero también celebrar este aniversario es una llamada a revisar, a promover, a desarrollar la empresa. Son tiempos nada fáciles para los negocios. La globalización y las demás formas de comerciar obligan a las empresas a estar atentos para administrar bien.
El Evangelio y la lectura de hoy la escucha todo el mundo. Nuestro Señor Jesucristo habló siempre al pueblo a partir de los múltiples oficios que hay en la ciudad: pescadores agricultores, constructores, administradores. Siempre para dar una enseñanza al pueblo, para presentar la doble posibilidad, o ser buen pastor o un mercenario o, inclusive, un ladrón. Presentar al buen agricultor y aquel que le hace daño; al patrón, al buen administrador y el administrador astuto. Presenta esas dos facetas que hay siempre en la sociedad: o se es bueno o se es malo.
Jesús también sabe sacar enseñanza de lo que está mal, y ahora sacó una enseñanza del administrador astuto, corrupto, que al final se convierte en enseñanza de contraste para nosotros. ¿Qué hizo ese administrador astuto y corrupto? (cfr. Lc 16, 1-8). Cuando lo iban a correr, preparó su salida, y al final dice el texto, “el dueño tuvo que reconocer que había actuado con astucia” y dice Jesús, “así también sucede en las cosas de la fe; los hijos de las tinieblas son más astutos en sus negocios que los hijos de la luz”.
Una crítica que Jesús hace a los creyentes. Porque uno se queda admirado cómo desarrolla sus capacidades el que va a hacer una tranza. Y dice el Señor, “cómo es que para las cosas buenas no desarrollamos una cualidad”. Si es un buen negocio hay que realizarlo con creatividad.
Pero también el Señor nos da una instrucción para la evangelización. La crítica tiene que ser un acicate que nos mueva a promover el bien. Porque cuando vemos las noticias nos quedamos admirados de las cosas negativas, pero hay que promover cosas positivas. Dice San Pablo, “hay que vencer el mal a fuerza de bien” (Rm 12, 21). Siempre creativos, siempre optar por lo que es bueno, y cuando se trata de las cosas de Dios perseverar en la lucha por el bien.
Vamos a pedirle esta gracia al Señor. Y ya saben que les deseamos el éxito en la empresa, que les vaya muy bien para que tengan un empleo digno, pero nos llevamos la enseñanza: hay que vencer el mal a fuerza de bien, hay que tener perseverancia e inteligencia para las cosas buenas, sobre todo, para difundir el Evangelio. Que Dios los bendiga
