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Un Papá protege, quiere y cuida a sus hijos

Visita parroquial El Señor de la Misericordia, Escobedo – 18 de junio de 2017

Estimadas hermanas y hermanos, como les dije al empezar la Misa, le doy gracias a Dios que vengo a su parroquia en este día en que celebramos en México a los papás. Esto nos ayuda mucho a comprender algo bien importante en nuestra fe: Dios es nuestro Padre.

La enseñanza de Cristo se centró en hacernos descubrir y gozar que Dios es Papá. Por eso, su oración, la más bella e importante, la dominical, comienza Padre Nuestro, Jesús hablará también de su papá “el que me ve a mí ve a mi Papá”.

¿Qué es lo más bello que hace un papá? Querer a sus hijos y cuidarlos. Dios es el modelo de toda paternidad, todos los que de alguna manera o de otra tienen la misión de ser padres tienen que inspirarse siempre en la paternidad de Dios; algunos son padres biológicos; muchos otros participamos de la paternidad espiritual, el pueblo, a los sacerdotes, nos dice “Padres”, porque no sólo se es padre biológicamente, sino sobretodo moralmente, pero cualquiera que sea el modo como ejercemos la autoridad siempre hay que voltear y mirar a Dios, Él es nuestro Padre, nos ama y cuida de nosotros. Ahí está la grandeza de la paternidad de Dios.

Hoy la Palabra nos iluminó sobre esto. Qué bien dice el Señor en el libro del Éxodo “los he levantado sobre alas de águila y los he llevado hasta dónde estoy yo”. Esto es lo que hace un papá, levanta a sus hijos, no los disminuye, los lleva en alas de águila. Dirá el profeta Isaías “Dios nos ha dado alas de águila para volar”. Bellamente significamos el Evangelio de san Juan con un águila, pero ¿qué es lo bonito de un águila? Se eleva a grandes alturas y tiene siempre una mirada penetradora, desde muy lejos ve, desde las alturas alcanza a mirar. Recuerdan lo que dijo Jesús a Nicodemo “el que no mira de lo alto, no puede ser mi discípulo”, siempre hay que levantar el vuelo, siempre hay que mirar hasta Dios, eso es lo que hace un papá, le habla de Dios a su hijo, le transmite el temor de Dios, le hace descubrir que su vocación no se limita sólo a las cosas de este mundo, sino que está llamado a la eternidad. Dice el Señor “los he levantado sobre alas de águila y los he traído hasta mi”, y Cristo, Nuestro Señor, participó de manera especial en las tareas que su Padre Dios le encomendó, por eso dice el Evangelio “Jesús miro a la multitud, sintió compasión de ellos porque los vio extenuados y necesitados de consuelo”, desanimados, e hizo este llamado “la mies es mucha los trabajadores son pocos, rueguen por tanto al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”. Cristo mira a la gente, nos llora a nosotros, sabe cuál es nuestra suerte, extenuados, cansados de la vida, desamparados, viviendo como huérfanos. ¿Qué es lo que hace un papá? Cuidar, proteger y estar cerca de sus hijos, que no se sientan desamparados. Es lo que ha hecho Cristo, Nuestro Señor, nos ha traído consuelo y cercanía, por eso Jesús les manda a los discípulos “vayan por los caminos y proclamen que el Reino de los cielos que está cerca”

Fíjense como el Señor imprime esta misión a todos nosotros, porque lo saben y lo sienten, llevamos muchas tristezas, muchas penas. Hoy estamos extenuados, cansados, nos sentimos solos; pero el Señor no ha querido que estemos solos, ha querido concentrarnos en la unidad familiar. ¿Qué dijo el Señor cuando creó a Eva? “no es bueno que el hombre este solo, démosle una compañía”. Qué grande regalo de Dios para nosotros, la familia, pero ella tiene que ser lo que Dios quiera, en la que mamá y papá cumplan con la misión y los hijos corespondan a la misión encomendada.

Papás y muchachos, vamos a reconstruir nuestra familia, este es nuestro desafío, no se arreglan los problemas yéndose cada uno por su lado, sólo juntos se pueden resolver, es lo que el Señor quiere para todos, por eso dice “lo que recibieron gratuitamente háganlo gratuitamente”, no se refiere al dinero sino a la disposición de no exigir nada, háganlo sin interés, en la vida no todo es parejo, no es cincuenta por cincuenta, en el amor siempre hay una pérdida al principio, pero después hay una ganancia.

Creemos en un Dios que es nuestro Padre, hay que conocerlo para amarlo y seguirlo, pero también hay que imitarlo. Ustedes papás tienen esa tarea, nosotros tenemos que ser buenos padres para ustedes y también ustedes para sus hijos. El que ama obedece y no pierde nada cuando obedece, sino gana mucho más. Que Dios fortalezca el cariño y amor entre ustedes y estoy seguro de que Dios hará maravillas, los va a levantar y a llevar sobre alas de águila, es la promesa de Dios.

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