Asamblea del Seminario de Monterrey – 5 de junio de 2017
Estimados seminaristas, hermanos sacerdotes. Me da gusto encontrarlos en estos días de asamblea, y sobretodo en esta primera jornada en la que nos unimos a la convocación de toda la Iglesia al abordar el tema de los jóvenes, porque el Seminario es una comunidad de jóvenes, ustedes seminaristas no sólo están llamados a servir a los jóvenes sino a vivir en plenitud su juventud. Alcancé a escuchar algunas de las conclusiones de las mesas de trabajo y sin duda que la palabra o el concepto que aparece más a lo largo de esta dinámica es el acompañamiento, es el discernimiento. La palabra compañía es propia del ambiente de un viaje, del camino, ser compañero, es ser parte, el que camina conmigo y el acompañamiento; es ir en el camino con otros, esa es la tarea que tenemos todos, ustedes estimados seminaristas y nosotros los sacerdotes caminamos con ustedes, no es por un lado su vida y por otro lado la nuestra, no, la vida es única para todos, es la misma historia de la salvación.
Acompañar significa muchas cosas y solamente quiero sacar la enseñanza del acompañamiento que Tobit hizo a su hijo Tobías. Tobit sin duda le enseñó la Torá a Tobías, aunque seguramente le explicó la ley de Dios, sobretodo Tobit lo acompañó a través de una enseñanza con los hechos, con la vida. ¿Qué aprendió Tobías en esa escena que nos relata en su libro? Primero, el aprecio a los de su patria, a sus compatriotas; el amor a los más pobres, cuando están para sentarse a comer Tobit se pone de pie y manda a su hijo para que comparta la comida con los pobres; el valor que tiene la vida, su papá se da cuenta que un paisano suyo ha sido castigado, muerto, y dejado en la plaza, Tobit se levanta rápido y se va a ver al que está muerto. El valor de la persona y el valor de la vida, cosa que aprende Tobías: el valor que debe de haber en la vida. Cuando se tiene una convicción ¿qué le dijeron a Tobit? “tú no escarmientas”, sigues haciendo lo mismo, sigues cuestionando a la autoridad, también te va a pasar algo.
Le enseña a Tobías el valor de las convicciones hasta dar vida, por que la caridad es hasta dar la vida.
Existe la vida eterna, existe Dios, que todos debemos probar siempre de modo trascendente. Tobit no le dio un discurso, Tobit lo acompañó en la vida y así lo formó con los hechos, no le habló de valores y virtudes, sino Tobías vio la manera en cómo su Padre vive la vida, vive la fe y vive sobretodo la mirada con la gente de su patria. Esto es acompañar, formar en la virtud con los hechos y con la vida. Ustedes lo decían, que los jóvenes sobretodo quieren ver crecer, se fijan más en los hechos que en las palabras. Esto es lo que hizo Tobit, eso es acompañar y ser verdadero formador, que en tu vida se refleje, se noten los valores que hay en tu corazón.
Vamos a pedirle al Señor por esta comunidad de jóvenes. Que aprendan de los adultos los valores, no aprendan de nosotros los adultos las cosas negativas, fíjense en lo positivo y en el modo de actuar de sus superiores, de sus papás y de la gente que camina con ustedes, porque el seminario quiere ser eso: un caminar juntos, sacerdotes y seminaristas. Que Dios los bendiga en esta tarea tan importante, que nuestro seminario sea ante todo una comunidad juvenil.