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Reunidos entorno a Cristo Rey del Universo

Misa en el Cerro del cubilete, Peregrinación 2018.

Sábado 11 de agosto de 2018

Estimadas hermanas, hermanos, hermanos seminaristas, hermanos sacerdotes, hermanos obispos:

Esta momento privilegiado para juntarnos con Cristo Rey del Universo y terminar, nuestro caminar, mañana,  con la santísima Virgen María, es el ejemplo de dos amores indispensables para la Iglesia.

Debemos amar más y más a Jesús, empezando, vemos que los discípulos le hicieron una pregunta al Señor, por qué no podemos echar fuera a los demonios, por qué nuestra sociedad sigue caminando sin Jesús.

Por qué no se respeta la vida desde el principio hasta la muerte natural, hay muchas preguntas y le debemos preguntar siempre a Jesús, por qué no podemos echar fuera a los demonios, Cristo nos da la respuesta, porque nos falta fe.

La fe es un regalo de Dios que debemos pedir siempre, todos los días, el apóstol San Pablo viendo, encontró la respuesta en el profeta Habacuc, “el justo vivirá por la fe”, después de estas palabras, sabemos que la fe es gracia de Dios. Por eso hay que pedirla, para que ustedes puedan formarse a fuerza del bien, para que delante de nosotros camine Cristo nuestro guía, el que produce la fe.

Hace ya muchos años después de una reunión, los obispos de México llegaron a la conclusión de celebrar a Cristo Rey de Universo en este lugar, en el cual estamos hoy, todos aquí reunidos, cuando recordaron que Cristo es primero, es el centro de la sociedad que no puede estar a un lado.

Por eso cuando quitamos a Cristo, viene la persecución, el conflicto, la guerra. Qué pasó en la persecución cristera, la persecución de católicos o que se decían católicos, persiguiendo católicos. Por eso debemos preguntarnos como un católicos, no ama a su Iglesia, no ama a su pastor, dice al final Jesús, nada es imposible para Dios, para Dios todo es posible, si tuvieran un poco de fe, podrían decirle a ese árbol que se cambie de lugar y les obedecería.

Nuestra iglesia de Monterrey tiene que moverse, hay muchas dificultades que no se pueden superar fácilmente pero confiamos en Dios. Nosotros confesamos que sin Dios no podemos, no tenemos ni siquiera la fe como un granito de mostaza. Por eso hermanos sacerdotes, seminaristas, pueblo fiel, pidamos la fe para que la Iglesia camina atrás de Cristo, que él sea su guía. El que cree cumple los mandamientos, ama a Cristo y a la virgen María, el que cree ama a la Iglesia.

Por eso hay que pedir la fe, poquita pero necesaria. Hoy presentemos a Cristo todas nuestras necesidades, hay muchas preocupaciones, muchas cosas que no sé cómo responderlas pero estoy seguro que Dios nos ha pedido la unidad, un obispo unido a su presbiterio, un presbiterio unido a su pueblo, el pueblo que ama a sus sacerdotes.

Hoy se necesitan tanto la participación del obispo como también del pueblo, no hay nadie inútil entre nosotros, recordemos la promesa de Cristo, todo es posible para el que cree, el justo vivirá por su fe.

Vamos a presentar a nuestra iglesia diocesana para que sea una iglesia que espera, que ama, que vive concorde a la fe, que sabe perdonar, que sabe caminar juntos. Esta es la iglesia que debemos pedir a Cristo Rey del universo y eso será posible mientras tengamos la fe, que Dios nos da.

No basta con tener devoción y piedad, se requiere obediencia a la voluntad de Dios, cumplir su ley, esto es lo que le pedimos al Señor, estamos seguros que Cristo nos escucha, especialmente a los jóvenes.

Nos hacen falta sacerdotes, nos hacen falta hermanas religiosas y religiosas, le pedimos a los jóvenes seminaristas que le echen muchas ganas a su formación, mucho empeño, para que el Señor nos conceda más y más vocaciones.

Recordemos que para Dios nada es imposible

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