Queremos escucharte y conocer tus inquietudes sobre la Iglesia Católica. Porque hay cosas que solo se aprenden escuchándonos verdaderamente.

Y por eso el objetivo del sínodo es dialogar para recoger las experiencias de la gente, tus experiencias, en torno a la Iglesia y sus acciones.

Hemos preparado una encuesta digital, con preguntas clave, que servirán en la recopilación de estas experiencias.

La primera fase de este proceso sinodal consiste en tener un amplio proceso de consulta para recoger la riqueza de las experiencias de sinodalidad vividas, implicando a los pastores y a los fieles de las Iglesias particulares en todos los diversos niveles, a través de los medios más adecuados según las específicas realidades locales.

Será vital en el proceso, que  se encuentre espacio para escuchar los pobres y los excluidos, no solamente de quien tiene algún rol o responsabilidad dentro de las Iglesia.

El proceso sinodal es, ante todo, un proceso espiritual. No es un ejercicio mecánico de recopilación de datos, ni una serie de reuniones y debates. La escucha sinodal está orientada al discernimiento, es decir, a interpretar qué es lo que verdaderamente se necesita de la Iglesia. En especial, qué necesitan aquellos que no son activos en la misma.

Nos escuchamos unos a otros, escuchamos nuestra tradición de fe y las realidades actuales, para discernir lo que Dios nos dice a todos.

El Papa Francisco, desea que este proceso pueda ser: “escucha de Dios, hasta escuchar con él el clamor del pueblo; escucha del pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama”. 

Las respuestas recibidas en estos encuentros se recogerán también, a nivel mundial, cada diócesis con su gente. La síntesis que cada diócesis elaborará al final de este trabajo de escucha y discernimiento será una respuesta del Pueblo, para saber qué es lo que el mismo busca y necesita.

También sirve como un mapa para poder identificar los próximos pasos en el camino de nuestra Iglesia de Monterrey.

Si quieres ser parte de este proceso o si tienes algo que decir de la Iglesia. Ingresa al enlace o escanea el código QR para acceder a la encuesta y participar en la construcción de este camino juntos.

Es momento de escucharte.

Tú dinos.

En abril de 2021, el Papa Francisco proclamó un camino sinodal de todo el Pueblo de Dios, que comenzará en octubre de 2021 en cada Iglesia local y culminará en octubre de 2023 en la Asamblea General del Sínodo de los Obispos.

El Papa, al convocar este sínodo, invita a toda la Iglesia a reflexionar sobre un tema decisivo para su vida y su misión: “Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. Iluminados por la Palabra de Dios y unidos en la oración, podremos discernir los procesos para buscar la voluntad de Dios y seguir los caminos a los que Dios nos llama, hacia una comunión más profunda, una participación más plena y una mayor apertura para cumplir nuestra misión en el mundo

‘Sínodo’ es una palabra antigua e indica el camino que recorren juntos los miembros del Pueblo de Dios. Remite por lo tanto al Señor Jesús que se presenta a sí mismo como “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6), y al hecho de que los cristianos, sus seguidores, en su origen fueron llamados «los discípulos del camino» (cfr. He 9,2; 19,9.23; 22,4; 24,14.22).

La sinodalidad designa ante todo el estilo de la Iglesia expresando su naturaleza, como el caminar juntos convocados por el Señor Jesús.  Es el modo ordinario de vivir y obrar de la Iglesia.

El objetivo de este Proceso Sinodal es ofrecer una oportunidad para que todo el Pueblo de Dios discierna conjuntamente cómo avanzar en el camino para ser una Iglesia más sinodal a largo plazo.

En este sentido, el objetivo del actual Sínodo es escuchar a todo el Pueblo de Dios, y descubrir que es lo que Espíritu Santo dice a la Iglesia.

El tema del Sínodo es “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. Las tres dimensiones del tema son la comunión, la participación y la misión. Estas tres dimensiones están profundamente interrelacionadas. Son los pilares vitales de una Iglesia sinodal. No hay un orden jerárquico entre ellas. Más bien, cada una enriquece y orienta a las otras dos. Existe una relación dinámica que debe articularse teniendo en cuenta los tres términos.

La primera fase del Proceso Sinodal es una fase de escucha en las Iglesias locales. Luego de una celebración de apertura en Roma el sábado 9 de octubre de 2021, la fase diocesana del Sínodo comenzará el domingo 17 de octubre de 2021.

El objetivo de la primera fase del camino sinodal es favorecer un amplio proceso de consulta para recoger la riqueza de las experiencias de sinodalidad vividas, implicando a los pastores y a los fieles de las Iglesias particulares en todos los diversos niveles, a través de los medios más adecuados según las específicas realidades locales. Será de fundamental importancia que encuentre espacio también la voz de los pobres y de los excluidos, no solamente de quien tiene algún rol o responsabilidad dentro de las Iglesias particulares. En este sentido, el objetivo de esta fase diocesana es consultar al Pueblo de Dios para que el Proceso Sinodal se realice a través de la escucha de todos los bautizados.

El proceso sinodal es, ante todo, un proceso espiritual. No es un ejercicio mecánico de recopilación de datos, ni una serie de reuniones y debates. La escucha sinodal está orientada al discernimiento. Nos exige aprender y ejercitar el arte del discernimiento personal y comunitario. Nos escuchamos unos a otros, escuchamos nuestra tradición de fe y los signos de los tiempos, para discernir lo que Dios nos dice a todos. El Papa Francisco clarifica los dos objetivos interrelacionados de este proceso de escucha: “escucha de Dios, hasta escuchar con él el clamor del pueblo; escucha del pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama”.

Las respuestas recibidas en estos encuentros se recogerán también, en una síntesis global a nivel diocesano. La síntesis que cada diócesis elaborará al final de este trabajo de escucha y discernimiento constituirá su contribución concreta en el camino de todo el Pueblo de Dios. También puede servir como documento útil para identificar los próximos pasos en el camino de nuestra Iglesia de Monterrey en el sendero de la sinodalidad.

  • La humildad en la escucha debe corresponder a la valentía en el hablar: Todos tienen derecho a ser escuchados, así como todos tienen derecho a hablar.
  • El diálogo nos lleva a la novedad: Debemos estar dispuestos a cambiar nuestras opiniones a partir de lo que hemos escuchado de los demás.
  • Apertura a la conversión y al cambio: A menudo nos resistimos a cuanto el Espíritu Santo nos está inspirando para emprender. Estamos llamados a abandonar actitudes de autocomplacencia y comodidad que nos llevan a tomar decisiones basándonos únicamente en cómo se han hecho las cosas en el pasado.

¿Cómo lo estamos haciendo?

Nuestra arquidiócesis, desde el mes de enero, esta trabajando en este proceso sinodal convocando a las diferentes estructuras de nuestra diócesis. Se han realizado diferentes “Encuentros de Diálogo” donde, inspirados por la Palabra de Dios y guiados por su Espíritu, nos reunimos a escucharnos y al mismo tiempo ir definiendo nuevos caminos para nuestra Iglesia.