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Nuestra Señora de los Dolores es Maestra de solidaridad

Bendición de casa parroquial, Parroquia san José del Barrial / 15 de septiembre del 2017

Agradezco que hayan venido a la santa Misa este 15 de septiembre que evoca acontecimientos muy importantes que tienen que ver con el caminar de nuestra patria. Al mirar la historia de nuestro país, entendemos que nuestro México siempre ha ido de la mano de la Virgen María. Ella ha inspirado los mejores sentimientos del pueblo. En un 15 de septiembre, durante la fiesta de nuestra Señora de los Dolores, inicia este caminar de la independencia. La Virgen María ha iluminado todos estos siglos en su advocación de Dolores, pero sobretodo, en su advocación de Guadalupe.

La Palabra de Dios nos permite contemplar este misterio de los dolores de la Virgen María. En este momento tan importante, único e irrepetible recibe, de encargo de su Hijo, ser nuestra Madre, y al discípulo ser hijo digno de María (cfr. Jn 19, 25-27). Esa es la misión que la santísima Virgen María ha recibido. Es el encargo más importante, ser Madre del pueblo de Dios, ser nuestra Madre. Y esto es parte de la experiencia de cada uno, pero también es la experiencia de nosotros como pueblo. Ella nos ha acompañado.

Ella, que es nuestra Señora de los Dolores y de la Soledad, es también, nuestra Señora del Consuelo. En la piedad del pueblo que ha podido descubrir la parte propositiva de este misterio, es Madre del Dolor, pero sobretodo, es Madre del Consuelo. El pueblo siempre se ha sentido acompañado por la santísima Virgen María.

Hoy, además de agradecer a Dios el que esta parroquia complete las instalaciones para servir a la comunidad, también quiero que nos unamos a pedir por nuestro país, que siempre viven en interrogantes del presente e interrogantes del futuro. Siempre a una parte del pueblo le toca sufrir. Esto nos obliga a crecer en solidaridad, en afecto nacional, pero también, en oración continua, porque siempre ha habido y habrá dificultades, siempre necesitaremos de la solidaridad de unos por otros. La Virgen María, en el misterio de su dolor, nos enseña cómo ser solidario.

Bellamente el Evangelio termina diciendo que el discípulo se llevó a su Madre a vivir en su casa. El discípulo no está solo, ni la mamá está sola. Así es la solidaridad, el hijo que es solidario con la Madre y la Madre con el hijo. Así nos enseña la vida que hay momentos en que somos cuidados por la mamá, pero también, hay momentos en que nos toca proteger a nuestra mamá. Esta es la ley de la caridad. La mamá cuida al hijo y el hijo cuida la madre. Así se vive este amor correspondido. Así queremos vivir el amor en nuestro país. Que nadie esté solo, que nadie quede al margen de los demás.

Pidamos por México, para que sea un país fraterno en el que nadie esté solo, que nadie se quede solo. No es cuestión de dinero, sino de afecto. Así es la labor de una mamá, así es la labor de la santísima Virgen María. A lo mejor los problemas nos acompañarán, pero sabemos que tenemos a nuestro lado a nuestra Mamá, como Cristo sintió su mano.

El Evangelio subraya que ella estaba de pie junto a la cruz. Así se vive el amor y el cariño, cerca, muy cerca. Que Dios los bendiga y gracias por amar a Cristo y querer a su Iglesia, y porque todos amamos y nos preocupamos por nuestro país. Que estas fiestas de la independencia fortalezcan nuestro sentimiento de solidaridad, y que de la mano de María podamos poner en nuestra intención a nuestro país.

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