La noche de este pasado martes 15 de agosto, la Iglesia de Monterrey, se llenó de alegría, por la ordenación sacerdotal de 8 jóvenes.
En la homilía de la solemne celebración, el Arzobispo de Monterrey, en un primer momento felicitó a todos los presbíteros que celebran un aniversario más de vida sacerdotal.
“Hoy quiero tener presente a todos los hermanos sacerdotes que a largo más de 30 años han sido ordenados en esta fecha, o en la víspera; sé que la mayoría no está en esta basílica, porque están celebrando fiesta en su parroquia pero, desde esta aquí oramos por todos ellos”.
“Quiero hacer hincapié, que mi hermano Alfonso, Obispo Auxiliar, hoy está celebrando sus bodas de plata sacerdotales”, añadió.
Posteriormente, en torno a la fiesta de la Asunción de la Virgen María, Mons. Rogelio, realizó una reflexión en torno al ministerio sacerdotal, contemplando el ejemplo de María.
“En esta fiesta que celebramos a la Virgen María, quiero que veamos en ella a nuestra iglesia, para también comprender mejor el misterio sacerdotal”.
“María es la mujer alegre, es la mujer servicial, la que sabe cantar y que sabe bailar, dice el Evangelio que corrió presurosa, es decir alegremente camino a visitar a su prima Isabel, no es una prisa de angustia, sino una prisa festiva de quién ama, de quién sabe qué va a encontrar a una amiga, a una prima necesita de su presencia, en la iglesia feliz, la comunidad que siempre permanece alegre, si no olvidar nunca las circunstancias adversas que tienen que pasar”.
“ La iglesia sabe que debe de caminar en las complicaciones cotidianas de la vida, y ahí es donde debemos de llevar adelante nuestro ministerio, añadió”.
Mons. Cabrera, señaló a los nuevos presbíteros, los retos y dificultados del ministerio sacerdotal en la actualidad.
“Estimados jóvenes que hoy vamos a ordenar sacerdotes, no piensen su ministerio, como un ministerio en alfombra roja, no, es cada vez más difícil vivir el ministerio sacerdotal, hay dificultades que nosotros mismos provocamos, pero también en este mundo secularizado cada vez ser menos nuestra presencia, gocen los aplausos de hoy y espero que así los puedan gozar en su vida sacerdotal, pero no olviden que sirven a una iglesia perseguida, a una iglesia no bien vista y aceptada, pero siempre dije alegremente, siempre como María cantando las maravillas de Dios”.
Finalmente, el Arzobispo de Monterrey, agradeció a todos los fieles laicos por su apoyo y cariño y les pidió su oración para que puedan seguir a Jesús el Buen Pastor.