En un ambiente de recogimiento y esperanza, este domingo se celebró la Santa Misa con motivo de la conmemoración de los fieles difuntos, presidida por el Arzobispo de Monterrey, Monseñor Rogelio Cabrera López, en el Panteón del Roble.
Durante la homilía, el Arzobispo agradeció la presencia de los fieles que se reunieron para orar por sus seres queridos fallecidos, destacando la importancia de este encuentro en un lugar tan significativo.
“Quiero agradecer que hayan venido a rezar junto conmigo por nuestros hermanos y hermanas difuntos, y lo hagamos en este lugar tan significativo: el cementerio”, expresó.
Monseñor Cabrera explicó el sentido cristiano del cementerio, recordando que la palabra proviene del griego y significa “dormitorio”.
“En la fe cristiana sabemos que aquellos que han muerto, es como si estuvieran dormidos; decimos que están dormidos en el Señor”, señaló.
Invitó también a los presentes a vivir este día como una oportunidad de reconciliación y perdón hacia quienes ya han partido.
“Es una ocasión de perdonar a los que ya murieron. Pudo haber sido un error gravísimo o leve, pero de todos modos debemos limar esa aspereza”, dijo.
El Arzobispo subrayó que, como Jesús en la cruz, los cristianos están llamados a comprender y perdonar.
“Nadie es intencionalmente malo; por eso, viendo Cristo morir en la cruz, dice: ‘Perdónalos, no saben lo que hacen’. Los que nos hacen daño, aunque pareciera que sí saben lo que hacen, en realidad no, porque el corazón también tiene ignorancia”.
Antes de concluir la celebración, Monseñor Cabrera expresó su gratitud a los asistentes, al equipo de liturgia de la Catedral de Monterrey y a las Capillas Raymundo Sánchez, por su constante apoyo en esta conmemoración.
Al finalizar la Santa Misa, el Arzobispo se dirigió a la Capilla de la Arquidiócesis, ubicada en el mismo panteón, donde elevó una oración especial por los 60 sacerdotes cuyos restos descansan ahí, y por los obispos sepultados en la Catedral de Monterrey.