Misa dominical Parroquia María Auxiliadora, Guadalupe.
29 de julio de 2018
Estimadas hermanas y hermanos, jóvenes, hermanos sacerdotes: nuestra celebración tiene tantos nombre porque es muy rica en significado, le llamamos, misa, eucaristía, fiesta pascual, muchos nombres que nos hablan de la fiesta.
En este domingo especialmente, la Palabra del Señor nos ayuda a entender la dimensión de la fracción del pan. Que importante es partir el pan, compartir el pan, repartir el pan, el mismo Jesús nuestro Señor, cuando hizo el milagro, dice el texto, tomó los panes, dio gracias a Dios y los comenzó a repartir.
Ahí está la señal milagrosa, como en acaparar no hay riqueza ni multiplicación, solo repartiendo es cuando viene la multiplicación, muchos comieron, tan solo 5000 varones, pero dice el apóstol San Juan, era una señal, cuando se nos pone una señal, es para que le hagamos caso, hay señales más importantes que otras, de algunas puede depender nuestra vida, si no las vemos; otras pueden ser sencillas y menos importantes. Jesús también habla con señales, hace cosas, dice parábolas para apuntarnos la mirada hacia determinado lugar o situación.
Este milagro de la multiplicación de los panes, primero nos proyecta a Dios, primero saber agradecer a Dios, es lo primero, gracias de todo lo que recibimos pero de manera especial del pan que comemos, por eso la primera indicación que da Jesús es mirar al cielo, ahí comienza todo un proceso de conversión y de cambio.
El que mira al cielo también podrá mirar a su alrededor, podrá compartir y multiplicar. El compartir, multiplica, hay un pasaje del apóstol San Pablo en Corintios, cuando invita a una colecta, hay más alegría en dar que recibir, pero si te pido que des no es para que te quedes sin nada sino para que sepas ser compartido
No puede pasar uno por alto esas realidad que hay cerca de nosotros, hay que mirar, Jesús dice en el Evangelio que vio a la multitud y se dio cuenta que tenían hambre y por eso reparte.
Pero hay una tercera indicación, era muy poco el alimento 5 panes y 2 pescados como Eliseo, que tenía 20 panes para 100 personas, lo poco, la desproporción, pero el Señor sabe multiplicar.
Otra palabra bien importante, sobre todo en esta Eucaristía que hay muchos jóvenes, quién fue el que compartió, un joven, que pone en las manos de Jesús lo que tiene para que lo multiplique.
Los jóvenes también tienen un corazón grande para compartir.
Después de que comieron todos Jesús les dijo, recojan todo lo que ha sobrado para que no se desperdicie, una señal muy práctica, no desperdiciar la comida, valorar el don de Dios, hoy el Papa recordaba la importancia que tiene saber cuidar el alimento. Les dijo que le preguntaran a los abuelos que pasaron por la guerra mundial, ellos saben lo que es el hambre.
Jesús nos enseña a vivir sin desperdiciar, en el verano pasado 2017, se aprobó una ley para prohibir tirar la comida, los centros comerciales, los campos, los restaurantes, no pueden tirar la comida, porque es injusto tirar la comida, cuando otros tienen necesidad.
Jesús nos enseña ese respeto porque la comida es sagrada, por eso se nos recomienda antes de comer rezar, para ser conscientes de que lo que Dios pone en nuestra mesa es sagrado.
La última señal es que de todo lo que sobró se juntaron 12 canastos, estos 12 canastos son símbolo de la Iglesia naciente, la Iglesia cristiana que nace cimentada sobre los 12 Apóstoles, como de algo sobrante surge una nueva realidad.
Les invito a apreciar la Santa Misa, la Eucaristía, la fracción del pan, aquí aprendemos a vivir santamente, valorar todo lo que Dios nos regala, lo que es natural y humano pero sobre todo lo que es trascendente, dentro de un momento el pan y el vino se convertirá en la sangre y cuerpo de Cristo.
Estoy seguro que si ustedes comparten multiplicarán, es así, la ley que Dios ha dado a la vida, has la prueba y verás que bueno es el Señor.