Parroquia san Nicolás de Bari, Juárez / 24 de marzo del 2018
Estimados hermanas y hermanos con mucho gusto hemos venido esta tarde ya próxima a iniciar la Semana Santa a poner la primera piedra de lo que será un nuevo templo, una nueva Iglesia, aquí en su comunidad.
Cuando ponemos una primera piedra lo hacemos para recordar siempre que la piedra en la que se construye es Jesucristo. Él es la roca.
La parroquia, la comunidad, solo sobrevive si queda cimentada en Cristo, que es la Roca firme. Después de misa haremos la bendición de la piedra, pero ya desde la Eucaristía queremos iluminar este hecho tan sencillo como colocar una piedra.
La Piedra es Cristo, Él es la Piedra angular, la piedra que sella en el techo. Siempre Cristo es el motivo de todo. Por Cristo estamos reunidos. Por Cristo nos unimos a celebrar la Pascua.
Por Cristo estos jóvenes están en un proceso vocacional tratando de descubrir lo que Dios quiere para ellos, si Dios los llama a la vocación sacerdotal. Y por eso es muy importante que ellos conozcan cómo viven las comunidades. En nuestra Arquidiócesis tenemos distintas realidades, pero todas muy importantes, todas necesitadas del Evangelio, todas necesitadas de Cristo.
Hoy la Palabra de Dios nos ayuda a comprender cuál es la misión de la Iglesia, que es la misión de Cristo. El Evangelio nos recordó por qué muere Cristo: para congregar a los hijos de Dios que están dispersas.
Esa es la labor de Cristo y por eso muere el Señor. Nosotros, como sus discípulos, nosotros los sacerdotes, tenemos esa tarea, congregar a todos los hijos de Dios que están dispersos.
Dispersos por diversas situaciones e intereses. Porque, a lo mejor, cada uno está preocupado de sí mismo. Con la lucha cotidiana se olvida de que Dios es el único Señor. La predicación del Evangelio, la celebración de los sacramentos, todo eso es para congregar al pueblo de Dios.
Fíjense, “Iglesia” en la lengua griega, “Ecclesia”, significa, “la reunión de los que han sido convocados”, los que han sido atraídos por Jesús, aquellos que han escuchado su Palabra y quieren estar junto a Él.
Nuestras Iglesias católicas tienen siempre ese sentido. No son solo lugares de reunión, no son salones de reunión. Son símbolo de la Iglesia que está en el Cielo, de la Iglesia que triunfa con el Señor, es un anuncio de lo que está por venir.
Y por eso le damos mucha importancia a nuestras Iglesias. En ellas pedimos respeto, orden, porque no es un salón. Y más cuando en nuestras Iglesias tenemos el Sagrario, en el que está Cristo realmente presente. Porque todo lo que ocurre en una Iglesia es santo.
Oímos la Palabra del Señor, en el altar el pan y el vino, por las palabras de la consagración, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y desde la Iglesia salimos para pregonar el amor de Dios.
Porque lo que ocurre en una Iglesia debe trascender más allá de los muros de la Iglesia. Allá hacemos presente a Cristo cumpliendo el mandamiento de la caridad.
Esta Iglesia estará dedicada a san Nicolás de Bari. Este bonito ícono de san Nicolás arriba tiene la expresión que nos permite entender su nombre, “Nico-laos”, el pueblo que vence, haciendo alusión a lo que será la labor misionera de san Nicolás.
Miren, de san Nicolás se dicen cosas muy bonitas, sobretodo, que era un hombre de caridad, un hombre volcado para ayudar a las familias pobres, para llevarles el pan y que no murieran.
Dice la tradición que, en pleno invierno, él salía a llevar el pan a los hogares. Por eso se le representa, aunque no me gusta esa imagen, es el famoso “Santa Claus”.
Porque el nombre es “Klaes”, en alemán “Nicolás” es “Klaes”, que pasó a Estados Unidos y lo pronunciaron “Claus”, pero es san Nicolás. Pero lo importante, y la tradición original, es porque él era símbolo de la caridad, el que lleva el pan a los hogares que sufren por el invierno.
Por eso esta Iglesia tendrá que ser eco de la misión de san Nicolás, que los que vengan a Misa, que los que se integran a esta comunidad, tengan el espíritu y la actitud de san Nicolás, caritativos, preocupados por lo que los demás necesitan.
Porque esa es la razón de ser de una Iglesia católica, de un templo católico. Se proclama la Palabra, el pueblo oye la Palabra de Dios, el pueblo se nutre del Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, pero también el pueblo sale a compartir eso que ha recibido.
Si recibiste el Pan eucarístico, el Señor te pide que compartas el pan de cada día con los demás. Esta es la misión que tiene la Iglesia y es la misión que nos habló la Palabra de Dios, tanto lo que oímos del profeta Ezequiel, como lo que oímos en el santo Evangelio.
Dios ha querido congregar a su pueblo, no quiere disgregar. Y por eso ustedes, sus sacerdotes, y todos los que vengan a la Iglesia deben promover, deben convocar, deben congregar, nunca disgregar. Que ninguna mala palabra, ni una mala interpretación de las Escrituras, ninguna actitud insolente aleje a la gente de Dios.
Porque nuestra misión es congregar, no dividir, no separar, no ahuyentar. Y tenemos esta misión que es la misión de Cristo.
Y ahora los muchachos que vienen a misión, acompañaos por Jorge y por el padre Josué, al visitar los hogares, al visitar a las personas, al tener encuentros pequeños comunitarios, nunca olviden esta razón de ser de la Iglesia, convocar, reunir para alabar a Dios, reunir al pueblo para que se sienta parte de Dios.
Esa es nuestra misión y tenemos que hacer siempre todo lo posible para que nuestras Iglesias, nuestras Eucaristías, sean siempre punto de encuentro. La Iglesia es un “meeting point”, un punto de encuentro, no de extravío, sino en torno a Jesucristo.
Que Dios los bendiga y gracias a quienes han aceptado ayudarnos para que no muy allá tengamos una Iglesia digna de la comunidad, lo cual es un elemento material, pero bien importante.
Porque la Iglesia es signo del pueblo, es signo de la comunidad, es signo de la convocatoria y de la congregación que Dios hace de los hijos que están dispersos. Es como un hogar, es como una casa en la que todos están convocados.
Vamos a pedir por todas las familias de esta comunidad, por el padre Francisco que es el responsable de congregar al pueblo y también vamos a pedir por los muchachos que han querido venir a compartir su fe aquí en la comunidad con motivo de esta semana santa. Que Dios nos bendiga.