Encuentro Provincial de Pastoral Juvenil, rumbo a JMJ Panamá 2019 – 23 de julio de 2017
Quiero decir una palabra a propósito de lo que han vivido y que hoy la Palabra del Señor nos obliga a iluminar: Dios habla sólo en parábolas, es la manera en como a hablado Jesús, y es el modo en que hoy el Señor sigue hablando. ¿Qué quiere decir esto? Las parábolas no son como cuentos de hadas que faciliten la comprensión del mensaje de Dios, Jesús no sólo es un buen orador o pedagogo, la parábola no es un modo fácil de entender, no. La parábola es un cuestionamiento, Jesús no hablaba de otro modo que en parábolas, es decir, cuestionaba, ponía una pregunta en forma de relato, y Dios sigue hablando en parábolas porque hoy también tenemos nuestra narrativa de lo que pasa en nuestro mundo y también Dios nos habla parabólicamente, es decir, nos hace preguntas, nos hace cuestionamientos.
Las parábolas que dijo fueron tres perfectamente armonizadas, porque una lleva a la siguiente. ¿Cuáles fueron los cuestionamientos que nos hizo el Señor?, ¿A quién no le gustaría vivir entre ángeles, a quién no le gustaría una sociedad perfecta donde siempre hubiera respeto a nuestros derechos, a nuestra sinceridad y autenticidad, quién no quiere ese mundo? Ese mundo donde se mezclan cosas buenas y cosas malas, personas que tienen buenas y sanas intenciones y personas que tienen otros propósitos. ¿Cuál sería la primera reacción? la más visceral sería que desaparezcan, odia los malos y sólo queden los buenos; ya hubo un intento de esa naturaleza cuando Calvino y Silvio propusieron castigar a los malos, tendrían que ir a la hoguera, los herejes, las prostitutas, los ladrones, no es una operación de limpieza, sino es un modo en que el Señor acepta pacientemente lo que pasa en el corazón humano. Por eso dice “esperen”, tengan paciencia, Dios es paciente y en repetidas ocasiones nos dice “es lento en la cólera”, siempre da una oportunidad y le da tiempo al pecador, pero en ocasiones uno quisiera convertirse en juez y verdugo, pero no es así el Señor, cuando nosotros vemos la realidad tenemos que verla de forma de cuestionamiento, porque si uno va con la espada desenvainada a querer defender a Dios y a la Iglesia, y los principios, uno se mete en una cruzada interminable, por eso dice el libro de la Sabiduría “el mensaje de Dios es de dulce esperanza” y esta es la manera en que nosotros enfrentamos los problemas de la sociedad, como la semilla de mostaza que parece insignificante hasta que presta un servicio a los pájaros del cielo. Así es la pastoral juvenil: pequeña, siempre será pequeña, pero puede crecer, puede transformarse en una luz, en una arbusto, si leyéramos el paralelo fue un anuncio profético que la Iglesia dice para que ahí se hospeden y sirvan de cobijo a todos los hombres del mundo.
La parábola de la levadura, en la cual un poco de levadura hace que fermente la nada. Cristo no pensó en una Iglesia acaparadora y única, imperante, no. Cristo pensó en una Iglesia que sirve, que sabe tomar humildemente su lugar, que sabe que debe servir, que es samaritana, que nunca se considera más que los demás, que le dice no al fariseismo, que quiere caminar con la gente, como dice el Papa Francisco sin miedo, sin asco, sin lentitud, siempre servicial.
Esa es la parábla que presenta Jesús, pero también está la parábola que presentan en sus diócesis. Ahí el Señor les hace preguntas ¿y qué tenemos que hacer y cómo tenemos que ser? Esas son las preguntas parabólicas que no podemos hacer un lado. Los jóvenes están llamados a convivir con todos, el trigo y la cizaña comparten el mismo campo; el pecador sufre, el que se porta mal y va en contra de la ley de Dios sufre, siempre sufrirá, en cambio el bien nos hace bien, nos permite disfrutar la plenitud de la vida pero tenemos que convencer a los demás que estar con Cristo es por mucho lo mejor, que no es una limitación a la verdad, al gozo y al disfrute de la vida, que quien está con Cristo se realiza plenamente, que lo hacemos con libertad, nunca queremos imponer sino exponer, no vencer sino convencer.
Esa es la tarea, es un momento importante que avanza, como una mancha que lo cubre todo, como lo dijo el Papa Benedicto XVI: el mal no tiene la última palabra, el mal no tiene la razón, pero tenemos que enfrentar y ser fieles a Jesús, tenemos que estar del lado de Cristo, ser sus partidarios, ser parte de él, pertenecerle. Ánimo jóvenes y sepan que tiene ustedes hoy una parábola que resolver, una parábola individual pero también una parábola como pastoral juvenil que tenemos que responder, mirando a Cristo que es el Buen Pastor, el Buen Pescador y el Buen Sembrador. Que Dios los bendiga y ánimo que el Señor siempre nos colma de dulce esperanza.