Nuevo Párroco, Parroquia Santa Beatriz de Silva, Monterrey N.L. – 16 de julio de 2017
Hemos venido este domingo a celebrar a Jesucristo, hemos venido a celebrar la Eucaristía, y en esta ocasión hay un motivo especial: queremos acompañar al Padre Lorenzo en el inicio de su ministerio parroquial. Agradezco a todos su presencia y agradezco la presencia de los hermanos sacerdotes que se dieron tiempo de estar con nosotros, yo sé que les une la estima que le tienen al Padre Lorenzo y a esta comunidad parroquial. Así pues compartimos el mismo gozo.
Providencialmente en este inicio del ministerio del Padre Lorenzo hemos oído este pasaje que ha tocado a lo largo de la historia de la Iglesia, de muchos modos, su vida espiritual: esta parábola del sembrador. Cristo, Nuestro Señor, es el Buen Pastor, es el Buen Pescador, pero también es el Buen Sembrador. Y en esta parábola el Señor le muestra al Padre Lorenzo, y a esta comunidad de santa Beatriz, cómo tiene que ser el camino que Él propone, este camino de Evangelización. Quiero fijarme en tres aspectos de acuerdo lo que dice la parábola: primero, salió el sembrador a sembrar; segundo, sembró en todos los terrenos, en el camino pedregoso, en el que tenía espinas y también en un buen terreno; tercero, los resultados de esa siembra los acepta con tolerancia y comprensión, no presiona. Estas tres cosas iluminan nuestro ministerio.
Primero, salir. La Iglesia en este momento histórico nos ha pedido recuperar el sentido misionero de nuestra tarea pastoral, hay que salir, hay que ir a las periferias humanas, existenciales y geográficas. Hace años el buen párroco era el que tenía bien organizado a lo interno de su parroquia, pero ahora nos dice la Iglesia “hay que salir”, hay que recuperar el sentido misionero de la Iglesia.
Segundo, el buen sembrador es un sembrador de todo terreno, no selecciona, se atreve, hace la aventura, inclusive de posible desperdicio. ¿Para qué pone la semilla en el camino; para que la pone en un terreno con piedras o espinas? Un buen agricultor, un buen agrónomo, no haría eso, solo quien apuesta al futuro. ¿Quién espera un milagro? Que esa tierra no apropiada para la siembra pueda se removida y pueda convertirse en tierra buena. El buen sembrador siembra en todo terreno, siempre incluye a todos, aún a los pecadores más empedernidos, porque Dios hace milagros, Dios cambia la vida de las personas, por eso la aventura de la fe.
Tercero, este buen sembrador tiene paciencia, incluso el terreno bueno no es fértil en el mismo porcentaje, unos dieron el ciento por uno, unos el sesenta y otros el treinta. ¿Se fijan? Acepta este itinerario personal de cada discípulo. El Papa Benedicto nos insistía en este pensamiento: hay que respetar el camino espiritual de cada persona, no todos dan los mismos resultados y este buen sembrador tiene paciencia. Tolerancia, sabe que la comunidad no es una comunidad perfecta, es una comunidad en la que conviven cosas buenas y cosas no muy buenas, al mismo tiempo que hay aspiraciones a la santidad, por otro lado los hechos de la vida diaria demuestran que no es tan buena como se espera.
Invito al Padre Lorenzo a que haga suyos estos tres rasgos, también a la comunidad parroquial: salió el sembrador a sembrar, hecho la semilla en todo terreno, y al final unos dieron el ciento por uno, otros el sesenta y otros el treinta. Esta es nuestra Iglesia, no está formada de ángeles y arcángeles, sino de nosotros, seres humanos que hemos confesado al inicio de la Misa que hemos pecado de pensamiento, palabra, obra y omisión. Nunca podemos olvidar esto para que siempre podamos darle la gloria a Jesucristo que merece. Que santa Beatriz de Silva, que supo lo difícil que es vivir la fe en medio de otros, que supo lo que fueron las envidias y las persecuciones, ella también interceda por el Padre Lorenzo y su comunidad. Con mucha esperanza contemplemos siempre a Jesucristo que no solo es el Buen Pastor y Pescador, sino también el Buen Sembrador.