En una noche colmada de fe, la Catedral Metropolitana de Monterrey se convirtió en el corazón espiritual de la ciudad durante la celebración de la Vigilia Pascual, marcando de manera solemne la Resurrección de Cristo en este año jubilar.
La celebración fue presidida por el Arzobispo, quien, frente a cientos de fieles reunidos y miles más conectados por televisión y redes sociales, proclamó con gozo el mensaje central del cristianismo: Cristo ha resucitado.
“Ninguna alegría se vive plenamente a solas, se necesita compartirla”, expresó en su homilía. En un mensaje cargado de simbolismo y esperanza, Monseñor Cabrera comparó el anuncio de la Resurrección con el de la Encarnación, recordando que ambos acontecimientos fundamentales de la fe cristiana fueron comunicados por ángeles, marcados por la alegría, el desconcierto inicial y, finalmente, la confianza.
Durante la liturgia, se hizo énfasis en la Palabra de Dios, los salmos y la oración como caminos para experimentar el gozo del Resucitado. En este contexto, el Arzobispo destacó la importancia del año 2025, año jubilar en el que se conmemora el nacimiento de Cristo, subrayando que “Dios se hizo hombre, y Cristo murió y resucitó por nuestros pecados”.
Monseñor Rogelio hizo memoria del papel de las mujeres en el relato evangélico: “Solo la mujer sabe apreciar el perfume… ellas fueron al sepulcro movidas por el amor”, reflexionó el Arzobispo, aludiendo al gesto de las mujeres que encontraron la tumba vacía y recibieron el anuncio angélico: “¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? Cristo ha resucitado”.
Con un llamado directo a los presentes y a quienes lo seguían desde sus hogares, invitó a todos a vivir el gozo pascual y a renovar la fe en el poder transformador de la Resurrección:
“Si Cristo resucitó, todo tiene sentido: tu esfuerzo cotidiano, tus luchas, incluso tus fracasos… pero sobre todo, tus esperanzas.”
“Gocemos de la alegría que Dios quiere compartirnos. Somos sus hijos. En el Bautismo ha quedado sellado su amor, y en el Bautismo también nosotros compartimos el mismo misterio de Cristo. Así como Él murió y resucitó, también nosotros —por nuestro Bautismo— podemos experimentar el gozo de la vida y la resurrección”, añadió.
La Vigilia concluyó con una exhortación a llevar el gozo del Resucitado a los hogares, como signo de fe viva y compromiso cristiano.
“Recibe en tu casa el gozo del Resucitado. ¡Felices Pascuas!”