Solemnidad de San Teófimo Mártir, Patrono del Seminario de Monterrey
5 de noviembre de 2018
Estimadas hermanas, estimados hermanos, como cada año nos reuníamos a celebrar con alegría el santo patrono de nuestro seminario, San Teófimo, cada año el Señor nos sugiere una reflexión para apreciar el Evangelio y valorar el testimonio de los Santos y de los mártires.
Ayer domingo, recordamos el núcleo más importante de la fe, le preguntan a Jesús, ¿qué es lo más importante de la ley? Responde con las palabras del Deuteronomio, la profesión de fe del pueblo, el pueblo que cree y que ama a Dios, a partir de esa verdad, viene una serie de verdades que la explicitan, el Señor es el único al que tenemos que amar con todo el corazón, toda el alma y todas las fuerzas.
Esto es lo que hizo san Teófimo, ante la comunidad cristiana, el día de su bautismo él dijo creer en Dios, amar a Dios, esperar en él. También confesó la fe de la Iglesia, con toda razón podemos decir que un mártir es testigo y confesor de la fe, su vida, su martirio, son la expresión del amor a Dios y al prójimo.
También, pudo resolver ese dilema, o Dios o el dinero, él oyó estas palabras del Evangelio que acabamos de oír, escuchó la Palabra de Dios, sabía que todo ser humano tiene que enfrentar este dilema, o Dios o el dinero.
¿Tu vida es guiada por Dios o por el dinero? Cada decisión traerán consecuencias para tu vida, el Señor te recomienda servirlo a él, dejar a un lado al otro señor, el dinero.
Ustedes no tiene mucho que pensar para ver las consecuencias de seguir a Dios o de seguir al dinero, nuestro mundo que ha querido seguir el dinero, ha tenido muchas consecuencias, guerras, diferencias, conflictos.
El dinero es en sí mismo conflictivo, el que ama al dinero, no puede tener otro sentimiento, no puede amar a Dios, no puede amar al prójimo, a sus padres, a sus hijos. Porque el dinero se convertirá en el motor de la vida, en el criterio del bien y del mal.
San Teófimo se puso de parte de Dios, por eso aceptó el martirio, por eso aceptó la muerte, porque la muerte es la mejor forma de ver que amas a Dios y dejas a un lado el proyecto del dinero.
Hoy San Pablo nos decía su experiencia, estoy acostumbrado a la abundancia y a la escasez, es que se pone del lado de Dios, acepta este ir y venir del dinero.
Santa Teresa de Ávila decía “a veces patatas, a veces peridices” pero si estas de la parte de Dios, todo eso es relativo, asumes con madurez los momentos de dificultad, como también sabes disfrutar los buenos momentos. El que tiene el apetito del dinero, nunca está bien, si no tiene se desespera, si tiene, tiene miedo de perderlo. En una palabra, no es feliz.
Oímos la historia de estos muchachos, los Macabeos, que están entre comer lo prohibido o la muerte, tenemos que ponernos en ese momento cultural, donde la carne de puerto estaba prohibida por la ley.
En esta historia, o Dios o tu gusto, venció ponerse de parte de Dios y eso es lo que celebramos de san Teófimo, obedeció a Dios, supo superar la alternativa.
Alternativa que ustedes seminaristas y nosotros sacerdotes tenemos que enfrentar o nos ponemos de parte de los criterios de Dios o nos dejamos llevar por los criterios del mundo.
El dinero, cuantos problemas genera, pero también cuantas cosas nobles genera. Gracias a Dios, muchos han ganado en esa alternativa, que nosotros tenemos todos los días.
Tenemos que animarnos, San Teófimo, profesó y confesó, con su vida se unió a la Iglesia y confesó su fe en Dios como único Señor, el único patrón, el único amo es Dios, ustedes y yo queremos aprender a obedecerle, es una lucha complicada, hay que creerle a Dios para que todo lo demás ocupe el lugar que le corresponda.
Que la intercesión de san Teófimo acompañe a nuestro seminario e interceda por nosotros mismos para que nos pongamos de parte de Dios.