Confirmaciones parroquia Sagrado Corazón de Jesús, Monterrey – 17 de junio de 2017
Estimadas niñas y niños que hoy recibirán el regalo de Jesús, el don del Espíritu Santo, que de una manera misteriosa llegará a su corazón; estimados papás y padrinos, quiero adelantar una felicitación a ustedes los papás, por el día de mañana, felicidades también a ustedes que les ha regalado el don de la paternidad.
Dice Jesús “el que me ama cumplirá mi palabra”. Quiero animar a las niñas y niños a obedecer a sus papás, y a eso vino Jesús al mundo: a enseñarnos a obedecer, para eso Él fue el primero que obedeció. A lo largo de los Evangelios, y sobretodo en la carta a los Hebreos, nos dicen los escritores sagrados que Jesús vino a cumplir la voluntad de su Padre. Cumplir la voluntad y obedecer nunca ha sido fácil, porque todos, me incluyo también, queremos cumplir nuestra voluntad, nos aferramos a nuestra idea y queremos hacer lo que inclusive puede ser justificado como bueno. Obedecer tiene dos cosas bien importantes: saber escuchar, el que no escucha no obedece; además de escuchar hay que querer a papá y a mamá que nos está hablando, cuando uno no quiere a una persona no le hace caso, se hace uno como que no le hablaron.
Obedecer a los papás es muy difícil, más ahora en estos tiempos de cambio cultural, que lo veo bien, es bueno que cada uno tome conciencia de su dignidad, de sus propios valores, de la grandeza que Dios ha impreso en el corazón de cada persona, nadie tiene derecho a lastimar a otro, nadie puede hacerlo; un papá o una mamá tiene que cuidar y proteger a sus hijos, amándolos, pero también respetándolos, y viceversa, los hijos tienen que obedecer y también respetar a sus papás. Por eso dijo Jesús “el que me ama va a cumplir mis mandamientos”. El que no ama, no obedece, por mucho que le diga “papá te amo”, si no obedece es una señal contraria al verdadero cariño.
Ustedes papás saben lo difícil que es educar, respetar por un lado el modo de ser del niño y de la niña, valorar sus cualidades, entender que cada uno es distinto, que unos requieren más cuidado que otros, a unos hay que ayudarlos más que a otros, pero ahí está el arte de educar. Cristo vino a enseñar a obedecer, en la oración del Padre Nuestro nos dejó la indicación, decimos “hágase tu voluntad en la tierra y en el cielo”, hay que hacer la voluntad del Señor aquí en la tierra, es nuestro cometido y tarea, y vamos aprendiendo poco a poco a saber obedecer, a que se nos abra la mente y entender que obedecer es siempre para nuestro bien; si tu mamá te dice “come” es porque es algo bueno para ti, si no comes no vas a desarrollarte bien; si tu papá te dice “estudia”, si no lo haces tú mismo te haces daño. Siempre nuestros papás quieren lo mejor para nosotros y tenemos que sufrir un poco, porque ¿quién no quiere divertirse en la tarde y ponerse a jugar? Hay que cumplir nuestro deber y nuestra tarea: obedecer. Si no obedecemos perdemos el rumbo, el horizonte, porque el que no obedece, de grande, cometerá grandísimos errores; el que no obedece a su papá no obedecerá a ninguna ley, será un mal ciudadano, un mal católico, porque donde quiera va a pensar que tiene derecho a hacer lo que quiera y no es así, todos nos debemos respeto, y obedecer es respetar.
“El que me ama cumplirá mis mandatos”, lo ha dicho el Señor. Ánimo papás, no tiren la toalla, hay que seguir adelante en esta tarea tan laboriosa, tan ingeniosa, siempre tan creativa de educar a sus hijos. El problema más serio hoy es que los muchachos no quieren obedecer, pero también quiero invitar a las niñas y niños a querer mucho a sus papás, a entenderlos, no siempre pueden darnos todo lo que queremos aunque ellos quieran, aveces no se puede o no se debe dar, pero hay que quererse. Es lo que hoy le pedimos a Jesús: que les regale el Espíritu Santo a todos los niños y niñas para que vivan la unidad familiar, para que sepan superar los problemas, pero que con la gracia de Dios puedan caminar hacia adelante. Que Dios los acompañe y especialmente a ustedes los señores pediremos por ustedes en todas las iglesias, porque sé que son buenos, pero también hay que tomar conciencia de esta tarea, la vida no fluye espontáneamente, hay que poner lo mejor de uno; es una obligación y un derecho el educar a sus hijos, porque si uno no quiere educarlos habrá otros que los eduquen. Edúquenlos ustedes papás, si nosotros no colaboramos con este proyecto Divino, el de educar, estamos perdiendo gran parte de nuestra misión. Ánimo, todo es posible en la gracia de Dios y poniendo siempre lo mejor que cada uno pueda.