Misa dominical Parroquia Nuestra Señora del Carmen, Col. Urdiales.
15 de julio de 2018
Estimadas hermanas, estimados hermanos:
Fieles de esta comunidad y devotos de la advocación de Nuestra Señora del Carmen, estimado diácono, estimado padre Javier.
Con gusto he venido a celebrar esta Eucaristía en las vísperas de su fiesta para rendirle el culto que merece, pero también para enseñarles sobre la iglesia en relación a la devoción de la Virgen del Carmen.
Cuando escuche al profeta Amós, recordé que el inicio de la Virgen del Carmen está en el territorio de Israel, en el monte Carmelo, ahí donde inicia el profetismo de los grandes de Israel, especialmente 4: el profeta Elías, Elíseo, Oseas y Amós. Ellos cuatro tienen que ver con ese lugar, ahí en el monte Carmelo, estuvo la experiencia original del encuentro profético con el Señor, recuerdan que Elías andaba huyendo porque amenazaban con matarlo, igual que a los demás profetas, los reyes no querían que profetizaran, por una razón muy clara, el reino del norte, nació de un desprendimiento político del sur, cuando Roboam hijo de Salomón, perdió el control de su reino, hubo una rebelión que llevo a la desprendimiento del reino.
Jeroboam, soldado de Salomón, inicia un nuevo reino, el reino del norte, y así la facción más pequeño queda en el sur, el reino de Judá, ese reino del norte que inicia con mucho dinamismo, muy pronto cae en declive en la disminución de la vida moral, según los mandamiento de Dios, como pasa siempre, cuando hay mucho dinero, muchos bienes, la moral viene abajo, la gente se corrompe, porque ocurre de manera muy natural, que cuando tenemos problemas entonces nos acordándonos de Dios, pero en la prosperidad fácilmente se olvidan de Dios, y los profetas le recuerdan al pueblo, que Dios es el único Señor, que no hay nadie más que él, que la vida de cada persona, tiene que ser de acuerdo a la ley divina. Por eso el profeta Elías tiene el encuentro tan impactante en la cueva del monte Carmelo, y a partir de ahí inicia un camino de profetismo abundante en el pueblo de Israel.
Como siempre una situación política fue la que hizo cuestionas a los dirigentes del norte, si la gente sigue yendo a Jerusalén, pronto se olvidaran del norte y construyeron un santuario en Betel y ahí es donde predica el profeta Amós, les dice que tienen que ser fieles a Dios, que Dios los ama, que el pueblo le pertenece a Dios a nadie más y cuando lo quieren expulsar, dice las palabras muy conocidas: “yo no soy profeta ni hijo de profetas, soy un pastor y recolector de higos, el señor me dijo ve y profetiza a Israel”. La vocación de un profeta es ser fiel a Dios, la vocación de saber que le pertenecemos a Dios.
Dice el apóstol San Pablo, el Señor nos eligió para ser santos e irreprochables ante él por el amor, pero, ¿qué significa ser santo? Pertenecerle a Dios, eso significa ser santo, aquel que es reservado, aquel que es propiedad de Dios, por eso dice Pablo que el Señor nos eligió para ser santos, es decir que nuestra vocación es pertenecerle a Dios y a nadie más. él es nuestro único Señor.
Esto mismo le encargo el Señor a los Apóstoles, vayan, prediquen el Evangelio y echen fuera a los demonios y curen a los enfermos, el diablo quiere alejarnos de Dios, que no le pertenezcamos, que no seamos parte de él, Dios quiere que seamos santos e irreprochables, decía Jesús en el sermón de la montaña, cuando vean sus buenas obras glorificaran al Señor que está en los cielos.
Nuestro profetismo es ser personas de bien, como nos ven a nosotros, en base a nuestras acciones, la gente puede creer o no creer en Dios, en la oración inicial hablamos del nombre cristiano, para que vivamos conforme a esa vocación para que el mundo crea, si nosotros, ustedes y yo, nos portamos mejor, habrá quien se convierta y alabe al Señor y que nadie hable mal de él por culpa nuestra.
Que nosotros mismos seamos un himno a su nombre, es lo que nos enseña la advocación del Carmen, por eso el escapulario signo de protección, para que nada ni nadie nos puede apartar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, si el monte Carmelo fue la cuna de la vocación profética, todos los que tenemos devoción a la Virgen del Carmen, tenemos que defender a Dios con nuestra vida, pero también con una recta y humilde palabra, que no se escuchen blasfemias contra Dios.
Que ustedes y yo, con nuestro comportamiento podamos alabar a Dios y no provocar el escándalo de los demás y nos dé la oportunidad de ser santos y hacer a otros, santos, ustedes papás sean santos y hagan santos a sus hijos, usted señora sea santa y haga santo a su marido, nosotros los padres seamos santos y hagamos santos al pueblo que Dios nos ha encomendado, que el Señor los bendiga.