Con gran devoción y alegría, la comunidad parroquial de Mater Admirabilis celebró este lunes su fiesta patronal con una solemne Eucaristía presidida por el Arzobispo de Monterrey, quien invitó a todos los fieles a contemplar y agradecer la maternidad admirable de la Virgen María, modelo de fe, oración y amor.
Durante su homilía, Monseñor Cabrera destacó que el calificativo “admirable” que la Iglesia da a María expresa la grandeza y ternura propias de toda madre:
“Toda mamá es admirable. Toda mujer que ama, cuida y entrega su vida es digna de admiración. Por eso, cuando decimos Mater Admirabilis, reconocemos en María ese rostro materno que refleja la bondad de Dios”.
El Arzobispo recordó que este 2025 la Iglesia celebra dos acontecimientos fundamentales para la fe cristiana: los 2025 años del nacimiento de Jesús y los 1700 años del Primer Concilio Ecuménico de Nicea, donde se proclamó solemnemente la divinidad de Cristo.
“Gracias a esa verdad de fe —afirmó— podemos proclamar con certeza que la Virgen es verdaderamente Madre de Dios, Mater Dei, porque su hijo Jesús es Dios verdadero y hombre verdadero”.
Al reflexionar sobre el Evangelio, subrayó la actitud de María, que “guardaba y meditaba todo en su corazón”, señalando que la imagen de Mater Admirabilis representa justamente esa doble dimensión de la vida de toda mujer: el trabajo y la contemplación.
“La Virgen aparece tejiendo, pero al mismo tiempo reflexionando. Así son nuestras madres: capaces de trabajar, cuidar, orar y meditar todo en su corazón”.
El Arzobispo también recordó que, como Madre de Dios y madre de los creyentes, María acompaña la vida de la Iglesia con su oración constante:
“Ella intercede por sus hijos, reza con nosotros, nos enseña a abrir el corazón al Espíritu Santo y nos hace sentirnos parte de una sola familia, la familia de Dios”.
Finalmente, el pastor arquidiocesano pidió por toda la comunidad parroquial de Mater Admirabilis, para que siga siendo “una comunidad de fe viva, alimentada por la Eucaristía y sostenida por la ternura de María”.
“Que la Madre siempre admirable los cuide a ustedes, a sus hijos y a sus nietos, para que siempre gocen del cariño de Dios y de la experiencia de su amor. Ella nos admira también a nosotros, porque el amor verdadero siempre es mutuo”.
La celebración concluyó en un ambiente de profunda alegría y oración, con la presencia de sacerdotes, familias y fieles que se unieron para honrar a la Virgen Mater Admirabilis, ejemplo de fe sencilla y admirable entrega.
