XL aniversario matrimonial Presidentes de la CAL (Mario y Rosario)
20 de octubre de 2018
Muy contentos de acompañarlos en su celebración de su 40 aniversario matrimonial. Con mucha intensidad e innumerables historias de amor y sentirse acompañado de Dios.
La Palabra que acabamos de oír, ilumina muy bien este acontecimiento, San Pablo agrade la fe y el amor de la comunidad de Éfeso, nosotros también queremos agradecer a Dios la fe y el amor que les ha regalado.
Dice San Pablo, la fe y el amor es resultado de la fuerza poderosa de Dios, la misma fuerza que resucitó a Jesús de entre los muertos, la que, a lo largo de la vida nos acompaña, podemos vencer gracias aquel que ha vencido.
Agradecemos a Dios, reconociendo nuestros límites y subrayando que todo es gracias a Dios, su fuerza poderosa le ha acompañado, esa fuerza que ha podido contra la muerte, obstáculo más grande del ser humano, Cristo la venció gracias a la fuerza poderosa de su Padre.
Esa fuerza, quiere sembrarla en su corazón, esto es lo que hoy nos dice el Evangelio, afirmar, agradecer a Dios su fuerza poderosa, es reconocer que esto es obra del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo es quien imprime su fuerza salvadora, cualquier cosa se le puede perdonar a alguien menos la blasfemia contra el Espíritu Santo, qué quiere decir esto, de todo tenemos remedio, aun de nuestros peores pecados, lo único contra lo que Dios no puede, es contra nuestra libertad, cuando uno niega el Espíritu, se acaba la esperanza, la certeza en el corazón, cuando alguien ya no cree en la fuerza del Espíritu Santo, qué se puede hacer, nada.
Por eso hay que pedir siempre el don del Espíritu Santo, para que se mantengan en nosotros las virtudes que regala Dios, la fe, la esperanza y la caridad.
Decía Jesús, “inclusive me pueden negar a mí” pero negar el Espíritu Santo es declararse fuera de la cobertura de Dios, cuando uno anda en la cobertura de Dios uno puede tener solución puede mirar la vida con fe, esperanza y caridad.
Ustedes han colaborado mucho tiempo, entendieron que la vocación cristiana, tiene muchas acepciones, inexplicable, porque la vocación es siempre un misterio, solo Dios lo sabe.
Todo puede parecer circunstancial, pero Dios conduce nuestra vida, Dios llamó a cada uno, pero al mismo tiempo les ha dado una misión, compartir su amor con sus hijos, sus nietos, la gente que les rodea, el apostolado de los laicos.
Sabemos que también existe la soltería expresada en algún voto o una decisión de la vida pero el matrimonio ilumina todo el apostolado laical como también ilumina la vocación sacerdotal.
Decía San Juan Pablo II, quien desprecia el matrimonio, desprecia la virginidad y viceversa. Cuanto bien nos hace a los sacerdotes, ver un matrimonio que se ama, el misterio de Cristo y de la Iglesia, ese misterio nos anima a los sacerdotes, por eso las vocaciones sacerdotales dependen de las vocaciones matrimoniales.
Se ha perdido la fe y por lo tanto hay menos vocaciones, es más fuerte la voz del mundo que la voz de Dios, por eso cuando pedimos vocaciones, pedimos vocaciones para el matrimonio y para el sacerdocio.
Cuando hay una crisis de amor, la hay para todos, el amor es ese oxígeno para la humanidad, cuando escasea, escasea para todos. Por eso muy importante la labor que hacen en el apostolado para laicos.
No ha sido perder el tiempo.
Quiero agradecer a ustedes que comparten con nosotros esa misión tan importante.