Fiesta patronal parroquia San Juan Diego
9 de diciembre de 2018
Estimadas hermanas, hermanos que gusto celebrar la fiesta de San Juan Diego, gracias padre Alberto, estimado diácono.
Hoy, como dijeron al comenzar la misa, estamos celebrando el II domingo de adviento y al santo San Juan Diego.
Qué puedo decir de Juan Diego con lo que escuchamos del evangelio, la fe es creer en algo imposible, así lo dirá Pablo, la fe es creer contra toda esperanza.
El ejemplo de fe es el patriarca Abraham, también el autor de la carta a los Hebreos nos recuerda “la fe es la garantía de lo que se espera, prueba de las realidades que no vemos”.
Una garantía debe tener claridades, si algo que compramos falla, me lo tienen que regresar nuevo, en las cosas de la fe la garantía no es un papel, está en el corazón del creyente, sabe que es seguro.
Esperas el cielo, la garantía está en tu corazón, el santo le cree a Dios, pero también es la prueba de las realidades que no se ven.
Cuando estamos en una discusión, decimos “demuéstramelo”. En la cosas de la fe no hay una prueba física.
Ustedes y yo estamos en esta iglesia porque creemos en eso, que pruebas tenemos de Dios, de que el pan y el vino se convierten en el cuerpo y sangre de Cristo.
La prueba la llevamos en el corazón, Jesús le decía a sus discípulos: “si tuvieran fe como un granito de mostaza”.
Miren, a Juan Diego el Señor le envío una prueba algo imposible, la primera es que pudo recoger rosas en pleno invierno, flores delicadas.
San Juan Diego recogió rosas en pleno invierno, por eso cuando él se presenta ante el obispo y extiende su manto, queda sorprendido.
Primero por las rosas, en México no eran común.
La segunda, que aparece dibujada la virgen en aquel manto que ni siquiera era de tela de algodón, era una tilma.
Luego lo más difícil, que le creyeran a él, que no era importante, él mismo dirá que es escalera.
Así son las cosas de la fe, es creer en algo imposible.
Pidamos a San Juan Diego que nos ayude a creer contra toda esperanza.