Por: Juan Pablo Vázquez Rodríguez
Monterrey, N.L. (www.pastoralsiglo21.org).- 26 de octubre del 2022
En punto de las 6 de la tarde empezó el canto litúrgico de entrada “Pueblo de Dios”, con el que inició la Santa Misa para dar gracias a Dios Nuestro Señor por el 50 aniversario sacerdotal de dos Obispos originarios del clero de Monterrey: Mons. Alfonso Cortés Contreras, Arzobispo de León y Mons. Alonso Gerardo Garza Treviño, Obispo de Piedras Negras; así como de cinco sacerdotes de la Arquidiócesis de Monterrey: el Pbro. Rafael Guerrero Galván, Mons. Rodolfo Villarreal Martínez, el Pbro. Jesús Querea Elías, Pbro. Genaro Gutiérrez Valdovinos y el Pbro. Francisco Javier Oseguera Ceja.
Mons. Alonso Garza Treviño, fue quien a nombre de sus compañero dirigió un mensaje de agradecimiento, donde resaltó al Espíritu Santo como protagonista en su servicio del pueblo de Dios.
“Durante 50 años hemos experiencia mis compañeros y yo, como Dios se ha valido de nosotros para hacer su obra”.
“Han sido 50 años donde el protagonista principal no somos nosotros sacerdotes, sino el Espíritu Santo, eso estamos celebrando 50 años constantes, continuos a través de nosotros”.
El Obispo de Piedras Negras, resaltó también en la homilía, las grandes sorpresas que Dios les ha regalado a él y sus compañeros de generación.
“Puedo sintetizar la experiencia de 50 años, en las sorpresas de Dios con nosotros, primero desde que nos escogió, porque teníamos compañeros en el seminario que eran muchos mejores nosotros y que nos escogieran fue la primera sorpresa”.
“Dios nos ha sorprendido en los envíos que nos ha hecho, las tareas que el Señor nos ha pedido. Yo no sé si mis hermanos sacerdotes y obispos se imaginaron que un día iban a realizar esa tarea, tantas oportunidades de servir y pastorear”.
“El segundo lugar donde hemos experimentado las sorpresas de Dios es con las personas que hemos tratado, convivido y desempeñado nuestro ministerio”.
“El tercer modo en que Dios nos ha sorprendido es mayor que el de los lugares y las personas, esos momentos concretos en que Dios nos dice: <<aquí estoy>>, la presencia de Dios todos los días en nuestra vida”.
