arquidiocesis-logotipoarquidiocesis-logotipoarquidiocesis-logotipoarquidiocesis-logotipo
  • Inicio
  • La arquidiócesis
    • Historia
    • Arzobispo
    • Obispos Auxiliares
    • Planeación Pastoral
    • Patrona de Monterrey
    • Causas de Canonización
    • Provincia eclesiástica
    • Obituario
  • Gobierno
    • Curia
    • Gobierno Pastoral
    • Actividad Pastoral
  • Directorio
    • Presbiteros
    • Parroquias
    • Diáconos Permanentes
    • Diáconos transitorios
    • Adoración Perpetua
    • Hospitales con capellanías
    • Nichos Parroquiales
    • Otros
      • Zonas-Decanatos
      • Vida consagrada
      • Prelatura personal
      • Movimientos laicales
      • Centros Asistenciales
      • Casas de retiro
      • Colegios católicos
  • Noticias
    • Todas
    • Arquidiócesis
    • Internacional
    • Nacional
    • Vaticano
    • Artículos
  • Seminario
  • Catedral
    • Historia
    • Áreas
    • Capilla del Sagrario
    • Exterior
    • Interior
    • Altar Mayor
  • Archivo
    • Documentos
    • Nombramientos
  • Descargas
  • Multimedia
  • Tu diezmo

La vida no es honor, es la misión que Dios te encomienda

Misa Curso Introductorio, Allende / 23 de diciembre del 2017

Estimados seminaristas, hermanos sacerdotes: Ya estando muy próxima la fiesta de Navidad, la Palabra de Dios nos prepara espiritualmente para comprenderla. Durante estos días hemos oído pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento que tratan de los nacimientos.

Casi todos los grandes personajes de la biblia tuvieron historias complicadas para su nacimiento: Isaac, Samuel, Sansón y Juan el bautista. Todos nacen en circunstancias complicadas, sobre todo, de imposibilidad humana. Casi siempre, el tema es que la mujer es estéril y cómo, de manera extraordinaria, como toda la vida lo es, Dios permite que nazcan estos hombres.

El nacimiento de Cristo pasa por las mismas circunstancias. Cristo es igualito a nosotros en lo que se refiere a lo humano, pero su nacimiento fue especial. Nace de una mujer Virgen que no conoce varón. Esto es algo inaudito, algo imposible humanamente.

Si ya era difícil que Sara diera a luz un hijo siendo mayor de edad, cuando la fertilidad de una mujer aguanta, por mucho, a los 49.  Cuando Sara da a luz a Isaac era increíble. Lo mismo cuando nace Juan el Bautista.

Hoy nos trata un tema muy familiar, ponerle el nombre a un hijo. A veces, el papá y la mamá, llegan rápidamente a un acuerdo. A veces no, y más cuando ingresan a la discusión, los abuelos, la suegra o el suegro. Aquí sale la discusión de cómo se debe llamar: “Zacarías” como el papá, o tendrá otro nombre, como “Juan”. Al final, termina dándole el nombre de Juan.

Aunque los dos nombres, simbólicamente, son bonitos, en la historia del nacimiento, tanto Isabel y Zacarías, vieron que era algo distinto, que había una ruptura histórica, que ya no era simplemente hijo de Zacarías, y por lo tanto se tuviera que llamar como él, sino que hubo una intervención de Dios que merecía otro nombre, “Juan”, que significa “Dios consuela”. “Zacarías” significa “me acuerdo de Dios”, o “Dios se acuerda”.

Pero, ahí la enseñanza está en que Dios va guiando la historia que va delante de nosotros, que él interviene en nosotros. Esto nos ayuda a nosotros para ver la intervención de Dios. En la vida esto parece normal, parece normal que estés aquí, parece que nosotros seamos sacerdotes, pero no es así.

Siempre la vida es un gran milagro. El mismo hecho de vivir es un gran milagro que hay que apreciar, que hay que reconocer. También los milagros que Dios hace en cada uno en su historia personal, y no por sus éxitos y honores.

La vida no son honores y triunfos, la vida es la misión que Dios te encarga, la tarea que te encomienda. Esas tareas hay que hacerlas bien, con ánimo, con ganas, obedecer a Dios, hacerle caso a Dios, portarse bien, ser fieles a la ley Divina, estudiar, estar con alegría.

Como también mis hermanos sacerdotes. El ministerio sacerdotal no es un honor, aunque lo sea, porque no lo merecemos. Pero lo más importante es lo que Dios quiere. Por eso, Juan Bautista lo importante es la misión que tenía, que viene anunciada por el profeta Zacarías, como el nombre de su papá.

Ser mensajero, esa es la misión. Ustedes la tendrán como sacerdotes, pero si no, como laicos. Ser mensajeros de Dios, ángeles de Dios, es la tarea que tenemos los sacerdotes. Somos ángeles de Dios, estamos para anunciar las buenas noticias, la noticia del Evangelio que tenemos, que creer, comunicar y vivir.

Vivan esta Navidad con gusto, no con añoranzas que de nada sirven; con este realismo que exige la vida. Estoy aquí y ahora, aquí Dios me quiere, aquí Dios me da una misión, un encargo. Porque vivir extemporáneamente es algo malo. El que piensa vive pensando en el pasado o vive pensando en el futuro, en la vida no hay especulaciones. No son inversiones bancarias. Aquí hay realidad, cada día.

Dijo Jesús en el sermón de la montaña, “a cada día le bastan sus preocupaciones” (Mt 6, 34). Nosotros construimos el mañana viviendo bien hoy. No es que seamos imprudentes, sabemos que hay un mañana, pero el mañana lo construimos hoy. Hoy estoy marcando mi futuro y que Dios sabe cuál es y que yo no lo sé.

Es impresionante como se va la vida. Dios sabe, no somos dueños de nuestra vida. Hoy estamos y, al ratito, quién sabe. Por eso, hay que vivir cada rato bien, con mucha intensidad y cariño. Si Dios nos sorprende, que nos sorprenda haciendo el bien. Por eso, vivan con ganas estos días y pidan por su Iglesia Católica, por sus obispos, por los obispos del país, por el Papa.

Hay que pedir por la Iglesia, porque ahora, como siempre, hay problemas. Cuando salgan de vacaciones denle un saludo a sus papás, a sus familiares.

Muy contento de venir a verlos. A veces, aunque quiera no puedo venir tan seguido. Valoro mucho al seminario, no solo de palabra. Es la institución más importante de nuestra diócesis a la que le debemos dedicar lo mejor. Ustedes también háganse dignos de esta institución. Que Dios los bendiga.

Visto por: 4,050
Compartir:

Relacionado

27/11/2022

HOMILÍA – 27 de Noviembre de 2022, 1er. Domingo de Adviento


Ver Más
16/10/2022

Homilia del 16 de Octubre


Ver Más
11/09/2022

HOMILÍA – 11 de Septiembre


Ver Más
© 2022 Arquidiócesis de Monterrey. Terminos y Condiciones.