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Los apóstoles nos indican el camino del seguimiento de Cristo

Fiesta patronal Santuario San Judas Tadeo, Centro / 27 de octubre del 2017

Estimadas, hermanas y hermanos, todos fieles devotos de san Judas, hermanos sacerdotes:

Queriendo imitar la gran solemnidad de la Pascua que se celebra por la noche, nosotros, en esta ocasión, también de noche hacemos vigilia de oración, según una antigua tradición del pueblo de Israel y, que la Iglesia también ha seguido para subrayar y cumplir aquél mandato del Señor: orar sin desfallecer (cfr. Lc 18, 1). Orar de día y de noche. Estamos en esta vigilia de oración que, sin duda, lo más importante es esta Eucaristía.

Celebrar a los apóstoles es celebrar los fundamentos de nuestra Iglesia. Esta Iglesia que está cimentada sobre los doce apóstoles. Ellos fueron elegidos por Jesús. Lo dice el Evangelio que oímos: de entre muchos discípulos Jesús llamó a doce a quienes llamó “apóstoles” (cfr. Mt 10, 1ss). Primero fueron discípulos, y luego, apóstoles. Primero aprendieron siguiendo el camino con Jesús y luego ellos nos indican el camino del seguimiento de Cristo. Ellos son discípulos y apóstoles, anuncian el Evangelio con alegría.

Quiero animarlos a ser buenos discípulos de Jesús, como el apóstol san Judas Tadeo, a saber aprovechar ese designio de amor que Jesús ha tenido con nosotros. Dice san Pablo, “somos ciudadanos” (cfr. Flp 3, 20) de la misma ciudad, del mismo pueblo de Dios. Pero, también, somos familia de Dios. Las dos relaciones más importantes que tenemos: miembros de una comunidad y miembros de una familia.

Nos ha hecho ciudadanos del Cielo y miembros de su familia. Es el resultado de la predicación del Evangelio. Cuando a Jesús le dijeron, “están afuera tu madre y tus hermanos”, Él dice, “estos son mi madre y mis hermanos, los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica” (cfr. Lc 8, 21). Es la manera en que le pertenecemos y somos miembros de su familia.

Hoy nos encomendamos a san Judas Tadeo, a quien mucha gente le tiene especial devoción. Porque por la experiencia de la vida espiritual, muchos de nosotros, hemos recibido por mediación suya, favores humanamente inexplicables. Por eso, decimos que san Judas, como Santa Rosa de Casia, son intercesores en todas las causas difíciles y desesperadas. Y es así que nosotros venimos a pedir por las necesidades de muchas familias que sufren mucho y de nuestras necesidades. Creemos en el poder de Dios, creemos en la intercesión. Por eso, en esta Eucaristía, nos ponemos en manos de Cristo.

Que el Señor nos conceda por intercesión de la Virgen María que seamos discípulos de Cristo como san Judas y los apóstoles. Que Dios les de la paz que necesita su corazón y que, aquello que piden, lo puedan alcanzar. Todos juntos vamos a pedir por estas intenciones. Porque Jesús ha dicho:  Cuando dos o más se ponen de acuerdo, yo estoy en medio de ellos (cfr. Mt 18, 20). Todos tenemos este acuerdo de afecto y solidaridad para que cada uno reciba lo que más necesita. Que Dios los bendiga y sigan rezando mucho.

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