En un ambiente de fe, esperanza y renovación, la comunidad parroquial de Mater Admirabilis vivió con alegría la presentación y bendición del nuevo proyecto de construcción de su templo, acto que se llevó a cabo previo a la celebración de la Santa Misa con motivo de su fiesta patronal.
El evento contó con la presencia del Arzobispo de Monterrey, Mons. Rogelio Cabrera López, quien dirigió un mensaje lleno de esperanza y aliento a los fieles, invitándolos a hacer suyo este proyecto como signo de vida y de fe. Acompañaron también al Arzobispo el párroco de la comunidad, Pbro. Anuar Canavati, así como los arquitectos Luis Alonso, Guillermo Tirado, Bernardo Pozas y el arquitecto Fernando Campos.
Durante su intervención, Mons. Cabrera agradeció al padre Anuar por la invitación a participar en este momento significativo para la comunidad y expresó:
“Todo proyecto de construcción reaviva la esperanza. Es un desafío al creer, a confiar y a mirar siempre hacia adelante”.
El Arzobispo compartió dos reflexiones inspiradoras con los presentes. La primera, retomando el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones, recordó que “somos gente de primavera”, expresión que —dijo— anima a la comunidad a mirar con optimismo y fe el futuro.
“No somos gente de invierno. Somos gente que quiere renacer, retoñar, tener esperanza. Todo proyecto nuevo es signo de vida y de confianza en Dios”, afirmó.
Como segundo pensamiento, evocó las palabras del profeta Ageo, quien en tiempos de la reconstrucción del templo de Jerusalén alentaba al pueblo diciendo: “¡Manos a la obra!”. Con esta frase, Mons. Cabrera motivó a los feligreses a involucrarse activamente en la realización del nuevo templo:
“Cuando las cosas vienen de Dios, son posibles. Por eso les digo: manos a la obra. Este es el momento de hacerlo, sin miedo, con decisión y con esperanza”.
Asimismo, destacó que este proyecto coincide con el Año Jubilar 2025, un tiempo propicio para la renovación espiritual y comunitaria.
“Puede ser la mejor ofrenda de la comunidad: iniciar esta obra en el año jubilar del nacimiento de Cristo. El Papa Francisco nos recuerda que la esperanza no defrauda, y este proyecto es una expresión concreta de esa esperanza”, señaló.
Finalmente, el Arzobispo alentó a los presentes a colaborar con generosidad y entusiasmo, asegurando que aun en la sencillez del espacio, la grandeza del amor de Dios puede manifestarse plenamente:
“Aunque el terreno sea pequeño, como el perfume que en poca cantidad puede llenar todo el ambiente, así también esta obra podrá irradiar el amor de Dios a toda la comunidad.”