En el marco de la memoria litúrgica de San Juan María Vianney, patrono de los sacerdotes, la Arquidiócesis de Monterrey vivió este lunes una significativa jornada de fe y esperanza con la ordenación sacerdotal de cinco nuevos presbíteros.
La celebración eucarística tuvo lugar al mediodía en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, y fue presidida por el Arzobispo de Monterrey, Mons. Rogelio Cabrera López, acompañado de varios obispos auxiliares y decenas de sacerdotes.
Durante su homilía, el Arzobispo explicó que, en esta ocasión, se decidió celebrar las ordenaciones en la festividad del Santo Cura de Ars para que los nuevos sacerdotes puedan festejar sus aniversarios en torno a la Asunción de María, en sus propias comunidades. Subrayó tres virtudes fundamentales del modelo sacerdotal de San Juan María Vianney: la humildad, la austeridad y la dedicación pastoral.
“El sacerdote debe estar donde se le necesite, aceptar con humildad lo que Dios le encomiende y entregarse con generosidad al servicio pastoral, aunque la medida del Santo Cura de Ars nos quede grande”, expresó.
Mons. Cabrera destacó también la urgencia pastoral de la Arquidiócesis ante el crecimiento poblacional: “Nuestra iglesia de Monterrey crece desmedidamente. Para el año 2030 se calcula que seremos más de 10 millones de fieles. Esto nos exige serenidad y creatividad. Dios no nos pide hacerlo todo, pero sí responder con fidelidad”.
Dirigiéndose a los nuevos sacerdotes, los animó a ejercer su ministerio “con piedad, entendida como ternura hacia Dios y hacia el pueblo”, recordando que el sacerdote está llamado a ser “sacramento de Cristo” y a no trabajar en solitario: “Jesús, siendo Hijo de Dios, llamó colaboradores. Nadie puede solo. Un sacerdote egoísta no está a la altura del corazón de Jesús”.
Finalmente, pidió a los fieles que recen por los sacerdotes: “Les agradezco su cariño, colaboración y afecto. Esta Iglesia necesita de ustedes para seguir en su tarea evangelizadora”.
Nuevos presbíteros y sus nombramientos pastorales:
La comunidad arquidiocesana se une en oración por estos nuevos ministros, confiando en que su servicio dé abundantes frutos espirituales.