Por Juan Pablo Vázquez Rodríguez
Monterrey, N.L. (www.pastoralsiglo21.org).- 4 de noviembre 2020
En el día en que la Iglesia celebra a San Martín de Porres, el Arzobispo de Monterrey, presidió la Santa Misa en la Empresa Aceros del Toro, en donde han estado trabajando en la reparación de la imagen de la Virgen de Guadalupe, la cual reapareció después de 10 años dentro del Río Santa Catarina, gracias a las lluvias que dejó la tormenta ‘Hanna’ a finales del mes de julio.
Durante la celebración Mons. Rogelio agradeció a todos los integrantes de la empresa, por su trabajo en la reparación de la imagen:
“Muy agradecidos con todos ustedes, con todos los que forman parte de esta comunidad laboral en esta empresa, a los trabajadores, a los ingenieros a los dueños, a las familias, a todos les doy mi agradecimiento, en nombre de esta Iglesia de Monterrey, ahora representada de manera significativa, con algunos sacerdotes, mi hermano Obispo Auxiliar, toda la Iglesia de Monterrey agradece este gesto de amor y solidaridad con la comunidad cristiana a través de esta imagen de Nuestra Señora de Guadalupe”.
NUESTRA MADRE NOS QUIERE Y PROTEGE
“En estos momentos de pandemia, en estos momentos de dolor para muchas familias, mirarla a Ella es esperanza, fíjense bien como todo en providencial, inicia la pandemia y aparece la Virgen María, aunque no es un milagro de aparición, si es un milagro de encuentro, de hallazgo, es una Palabra de Dios para nosotros, es un signo de Dios para nosotros, que en esta pandemia no estamos solos, que en esta pandemia tenemos una mamá que nos quiere y nos protege y podemos recurrir a ella en nuestra oración”, apuntó Don Rogelio.
“Se que algunos han perdido algún familiar, a la mamá, al papá, al hermano, al amigo, hay que ofrecerle a María, nuestra Madre, ese nuestro dolor y mirar siempre con esperanza, porque ella siempre nos alentara a hacer lo que Cristo dice: ama Dios y ama a tu prójimo”.
EL DESPRECIO Y EL DESAIRE
En su reflexión compartió, además, que las personas Santas, han tenido que enfrentar la humillación, por un modo u por otro.
“De dos maneras humillamos, a través del desprecio y del desaire, del desprecio fijándonos más en las cosas externas que en las cosas profundas, a Jesús lo despreciaron por ser hijo de un carpintero, es decir por ser un sencillo trabajador. También lo despreciaron por ser originario de un pueblo pequeñito de Nazaret, de muchas maneras Jesús supo lo que es el desprecio y el desaire”.
San Martín de Porres a quien celebramos, él era hijo de un blanco y de una mujer de raza negra, San Martín sufrió la discriminación, el desprecio por ser una raza de color distinto y en esa experiencia de humillación y desprecio logra mirar en Cristo y María la forma de salir adelante, de descubrir que aunque duele el desprecio humano, el desprecio social, siempre encuentras en Dios quien te dignifique, quien te ama, quien te acepta como eres tú.
El Señor nos invita a mirar de otra manera la vida, a levantar la cabeza y mirar a Dios, reconocer que de Dios viene nuestra grandeza, que el camino de la humillación, aunque es doloroso no deja de ser siempre breve, que puede pasar, que nosotros podemos superarlo.