Nuestra señora de Guadalupe, Higueras, N.L. / 11 de diciembre del 2017
Hermanas y hermanos: gracias por venir a esta misa de vigilia en honor de la santísima Virgen María de Guadalupe. Gracias a las autoridades que sirven en estos municipios de la parroquia de Marín, al presidente de Marín y el presidente de Higueras. Agradezco la presencia de los amigos de esta comunidad y de los fieles que viven en Higueras. Gracias a todos por venir a celebrar a la Virgen María.
Celebrar a Santa María de Guadalupe es celebrar a nuestra Mamá. Es celebrar a la Madre de Cristo, pero también a la Madre de la Iglesia, a la Madre de la humanidad. La Palabra de Dios que acabamos de oír, en el libro del Eclesiástico dice, “tus palabras son más dulces que la miel y tu heredad más sabrosa que los panales” (cfr. Sir 24,23-31).
Esta es una verdad: ¿Qué mamá no destila miel en su palabra? Creo yo que es muy difícil no encontrarla. Ustedes y yo tenemos experiencia humana de la belleza y la dulzura de la palabra de una mamá. Siempre la palabra de mamá es dulce como la miel. Y si esto lo decimos de nuestras mamás, cómo no decirlo de la Madre de Dios, la Virgen María.
Recuerdan qué dijo a San Juan Diego, con palabras más dulces que la miel; cómo le habló con tanto cariño, cuánto bien le hicieron las palabras de María. Esas palabras que rectifican el corazón, que dignifican la vida, que restituye la estima que cada uno debe tener de sí mismo.
No hay una mamá que hable mal de su hijo. Siempre para nuestras mamás somos bellos. Para una mamá no hay un hijo feo, siempre su hijo es bonito. Y es bonito porque mira con amor, porque sabe que el hijo o la hija, son parte de ella misma. No le son extraños, son su vida, son su carne.
Así la Virgen María, en el encargo que le dio su Hijo en la Cruz. Le dijo, “ahí está tu hijo”, y al discípulo le dijo, “ahí está tu Madre” (Jn 19, 26-27). Esa misión la cumplió siempre y, de modo especial, con nuestro pueblo, con México. Ella nos ha mostrado el amor.
Vamos a disfrutar de ese cariño. La Virgen María destila palabras más dulces que la miel. Hay que oírlas, hay que sentirlas, hay que vivirlas. Que Dios bendiga la comunidad de Higueras que mantiene vivo el amor de la Virgen María, que mantiene viva esta tradición de celebrarla. Brille el corazón de cada uno de sus fieles y el amor de Dios mantengamos viva esta comunidad.